Los niños con trisomía están perdiendo el derecho a nacer

Los niños con trisomía están perdiendo el derecho a nacer

La Santa Sede rinde homenaje a Jérôme Lejeune

ROMA, martes 17 de febrero de 2009 (ZENIT.org).- Cincuenta años después, el descubrimiento del profesor Lejeune ha revolucionado la atención a los niños con Trisomía 21, afirmó este martes el profesor Bruno Dallapiccola: «Algo importante ha cambiado en la historia», hubo una «victoria». Ahora, sin embargo, gracias a ese descubrimiento, los niños con trisomía nunca llegan a nacer.

«Las nuevas fronteras de la genética y el riesgo del eugenismo» es el tema del congreso organizado por la Academia Pontificia para la Vida, que se celebrará en le Vaticano los próximos viernes 20 y sábado 21 de febrero, con ocasión de la asamblea general anual de esta institución.

El congreso fue presentado en el Vaticano por el obispo Rino Fisichella, presidente de la Academia, por monseñor Ignacio Carrasco de Paula, canciller, y por el profesor Bruno Dallapiccola, profesor de genética médica en la Universidad de Roma «La Sapienza».

Durante la rueda de prensa de presentación, ZENIT preguntó sobre la relación entre el progreso científico y el progreso ético, partiendo del caso del descubrimiento de la Trisomía 21 por el profesor Jérôme Lejeune, hace 50 años.

Lejeune (1926-1994) fue el médico genetista francés, quien descubrió que el síndrome de Down se debe a la presencia de un cromosoma de más. Recibió numerosos reconocimientos internacionales, pero nunca el Premio Nobel de Medicina, según algunos, a causa de sus posiciones éticas, en particular, su oposición al aborto. Juan Pablo II le nombró primer presidente de  la Academia Pontificia para la vida.

La posibilidad de diagnóstico ha acabado permitiendo técnicamente que se aborten los niños con síndrome de Down antes del nacimiento.

Monseñor Carrasco, que fue amigo del profesor Lejeune, como subrayó, afirmó que éste «nunca se arrepintió de su descubrimiento». «¡La ética es posible!», añadió, citando el ejemplo del hospital católico Gemelli de Roma, donde «se vive la ética».

«Los niños con trisomía allí vienen al mundo. Y gracias a la mejora de sus condiciones de vida, podemos resolver los problemas a los que deben enfrentarse», explicó.

El profesor Dallapiccola recordó también con entusiasmo que antes del descubrimiento del profesor Lejeune, los niños que sufrían de Trisomía 21, eran considerados, en italiano, niños afectados de «idiotez mongoloide», lo que significaba la peor enfermedad de la inteligencia.

Ahora, observó, cincuenta años después, «los niños con trisomía han conseguido alcanzar una autonomía jamás vista antes, gracias a los tratamientos de psicomotricidad, y pueden integrarse discretamente en la sociedad. Consiguen títulos. El descubrimiento del profesor Lejeune pudo permitir esta victoria», explicó.

No obstante, el profesor Dallapiccola no minimizó el hecho de que la «selección prenatal» hace que un niño sobre 2.000 portador de una enfermedad rara «no tenga derecho a nacer», y que el diagnóstico también ha conducido a la muerte de los embriones diagnosticados.

Con todo, destacó que, a pesar del diagnóstico, cada año él conoce a entre 10 y 20 familias que deciden proseguir el embarazo y acoger a un niño portador de Trisomía 21.

En 1963, el profesor Dallapiccola fue a visitar al profesor Lejeune en París. Desde entonces, corrobora, «algo importante cambió en la historia» y en la sociedad de cara a estos niños, y de ello «no hay que arrepentirse».

[Por Anita S. Bourdin, traducción del francés por Inma Álvarez]

Naciones Unidas sigue financiando la reducción de la natalidad

 

Naciones Unidas gasta 389 Mill.$ anuales para reducir la fertilidad de los países pobres. Paradójicamente, los donantes son sobre todo países ricos con tasas de fertilidad bajísimos y tasas de aborto altísimos.

 

A report just issued by UNFPA to its executive board shows that the top

ten donor nations to the organization are largely white, have fertility

rates well below replacement level, have some of the highest contraceptive

prevalence rates in the world and also have the most liberal abortion laws

in the world.

 

     The combined donations from these countries, including the Netherlands,

Sweden, Norway, United Kingdom, Japan, Denmark, Germany, Finland, Canada and

Switzerland, make up 85.6% of UNFPA’s total $389 million revenue from

contributions.

 

     With the exception of Japan, each of the top UNFPA donor countries has

contraceptive prevalence rates well above 70%. The average fertility rate

for the top ten donor countries is 1.59. None of the top UNFPA donor

countries comes close to achieving a replacement-level fertility rate.

 

     While UNFPA refuses to release detailed reports on its program

contributions, development experts point out that UNFPA spends most of its

donors’ money in the largely non-white countries in the global south. «The

fact is that UNFPA and its white donor countries are targeting poor black

and brown countries for fertility reduction,» one UN-development expert told

the Friday Fax.

 

Curiosamente, esta cultura de la muerte se basa en dos ideas falsas: la superpoblación es fuente de pobreza (la evidencia científica indica que hay recursos sobrados y espacio para una población al menos 10 veces superior a la actual : el problema no es si hay, sino cómo se reparte), y que los ratios de crecimiento no son sostenibles (más de la mitad de la población mundial ya vive en países que no alcanzan las tasas de natalidad de “sustitución”).

 

In a 2005 UN survey of the world’s population policies, a closer look

at the top UNFPA donor countries reveals that all of them are currently

experiencing a demographic decline. Netherlands, Sweden, United Kingdom,

Finland and Canada all cited the growing aging population and dwindling size

of the working population as a «major concern». Japan, Finland, Canada and

Switzerland acknowledged that fertility was «too low» in their countries and

were in the process of pursuing policies to raise the fertility level.

 

     The demographic decline of the top UNFPA donor countries is becoming a

subject of increasing importance as global fertility rates continue to drop.

According to demographic and population experts, approximately half of the

world’s population already live in sub-replacement countries. Population

experts, such as Phillip Longman, cite the close connection between economic

growth and population. Longman’s recent book, «The Empty Cradle: How Falling

Birthrates Threaten World Prosperity and What to Do About It» details the

dangers of population decline for global prosperity.

 

 

 

EEUU y algunos países están empezando a reducir y replantear su financiación de este programa de Naciones Unidas, que incluye políticas indignas como la de una familia-un hijo, en China.

 

UNFPA funding continues to be a hot-button issue for the US government.

Since 2002, the Bush administration has withheld its annual $34 million

contribution from UNFPA because of the organization’s involvement in China’s

oppressive one-child policy. Known as the Kemp-Kasten amendment, US law

prohibits taxpayer dollars from supporting international organizations which

support coercive abortion practices or involuntary sterilization.

 

 

In May, Rep. Carolyn Maloney (D – NY) and Rep. Michael Honda (D –

Calif.) co-sponsored a bill which would reinstate the $34 million

contribution to UNFPA, but with funds earmarked for the UNFPA’s «Ending

Fistula» campaign.

 

     UNFPA encourages countries to submit multi-year pledges to assure a

steady flow of funds. As of June 1, 2007, $417 million had been pledged, but

only $45 million for 2008. Few countries have committed funds beyond next

year.

 

Información fuente: Catholic Family & Human Rights Institute).

Autor: Equipo COF Virgen de Olaz

Matar para curar

Matar para curar

Confieso públicamente que, cada vez que sale una nueva novela de John Grisham, (ese abogado estadounidense que cambió la toga por la pluma, y del que los fabricantes de chistes de abogados dirían que dejó de contar historias en los tribunales para contarlas en las novelas), cada vez que sale una nueva, digo, intento conseguírmela cuanto antes y me la leo en “dos patás”.

Pues resulta que, en una de las últimas de Grisham, se hace una descripción bastante buena de un hombre sin norte, que eso son los negociantes tramposos de las novelas, y el último rasgo del retrato viene a decir que “era uno de esos tipos que borró la raya, de tanto pisarla”.

Me he acordado de esto del pisar la raya al informarme sobre la cuestión de la clonación terapéutica.

La empresa estadounidense «Advanced Cell Technology» ha sido la primera en acercar el pie a la raya anunciando la posibilidad de utilizar embriones nacidos de un proceso de clonación humana, para obtener células madre, y con estas últimas tratar a pacientes con enfermedades degenerativas.

Pues bien: lo que propone el citado laboratorio norteamericano es aprovechar esos embriones humanos que pretende crear mediante clonación, para sacarles las células de su disco embrionario (células madre) y, después de una serie de procesos y cultivos, trasplantar esas células a un enfermo. Hay que decir que para poder extraer el disco embrionario, el embrión en cuestión debe morir.

El proceso sería el siguiente: 1.- Tomar una célula del paciente y clonarla. De ahí se obtiene un embrión humano; 2.- Cultivar ese embrión en un laboratorio durante unos días, el tiempo suficiente para que se le puedan separar las células de su disco embrionario (las famosas células madre). El embrión muere, y ya tenemos células madre; 3.- Esas células son tratadas para evitar su envejecimiento, y luego se transforman en células del tipo que necesita el enfermo: nerviosas, musculares, o del tipo que sea; y 4.- Se hace el trasplante, y se tiene cuidado de que no haya rechazo y de que las células trasplantadas se integren funcionalmente en el cuerpo del enfermo.

Dicen los científicos que, de todos estos pasos, ahora mismo sólo se sabe cómo hacer el segundo de ellos, porque se ha ensayado sobre embriones “sobrantes” de fecundaciones in vitro. Pero los demás pasos, no se sabe cómo hacerlos. Estamos, pues, en condiciones de hablar, por ahora, sólo de experimentos. Resulta curioso que ya han corrido ríos de tinta sobre este tema, pero en discursos de políticos, en artículos de periodistas, y en anuncios de empresas: artículos científicos hay sólo media docena.

A mí me ha quedado bastante claro que se trata de crear un ser humano mediante la técnica de la clonación, para luego extirparle un trozo. Con esa extirpación el ser humano se muere, pero se muere “por una buena causa” como es que se cure su progenitor biológico. Como si la bondad de la intención justificase la barbaridad de crear un ser humano con la única finalidad de luego matarlo para aprovechar sus despojos. Suena muy fuerte, pero porque es muy fuerte. Digan lo que digan los diputados y los ministros de letras, un embrión humano es un ser humano. Para evitar la asociación de ideas, a veces dicen “conjunto de células”, en vez de embrión. Pero es lo mismo: un ser humano.

Pensemos un poco. Siempre que surge la controversia ética/ciencia existe la tentación de admitir que el fin justifica los medios. Con el señuelo del progreso y con el dolor de la pena que da un enfermo, nos plantean que hay que hacer lo que sea para llegar a la solución. Y ese “lo que sea” es el que suscita el debate ético. Y, si no se tienen las ideas claras, se puede ir tapando la verdad a base de echarla encima paladas de sentimentalismo que ahoguen a la verdad misma.

Cuando hay en juego vidas humanas, y no sólo vidas humanas sino la concepción que en la sociedad se tiene acerca de su naturaleza y de su valor, es mejor mantenerse muy lejos de aquella raya de la que hablábamos al principio, no vaya a ser que, de tanto pisarla, la borremos.

Y lo mejor del caso es que, paralelamente, se están haciendo experimentaciones clínicas en las que, en vez de obtener células madre de un embrión, se obtienen de un organismo adulto, extracción ésta que no mata a nadie, con lo que no parece que sea necesario cultivar embriones. La pregunta es la que todo el mundo tiene en la cabeza: Entonces, ¿por qué tanto interés en los “experimentos” con embriones humanos?

La respuesta no la tienen los diputados de letras, ni los periodistas, ni siquiera los científicos. Pero podría estar en que a esa empresa le interese económicamente ir acercándose a la raya, con el riesgo para todos de que, en un descuido, la pise, y la termine borrando. La estrategia sería, así, perfecta: se busca un motivo terapéutico, se desarrolla la técnica, se comercializa, y la propia dinámica de las cosas irá extendiendo su uso a otros fines menos terapéuticos.

Lo dicho: por favor, es mejor que nadie pise la vida.

Publicado en La Tribuna de Ciudad Real, 15.XI.02

Tomado de www.sanz.biz

MANIFIESTO DE MADRID

MANIFIESTO DE MADRID

«Los abajo firmantes, profesores de universidad, investigadores, académicos, e intelectuales de diferentes profesiones, ante la iniciativa del Grupo Socialista en el Congreso, por medio de la Subcomisión del aborto, de promover una ley de plazos, suscribimos el presente Manifiesto en defensa de la vida humana en su etapa inicial, embrionaria y fetal, y rechazamos su instrumentalización al servicio de lucrativos intereses económicos o ideológicos.

En primer lugar, reclamamos una correcta interpretación de los datos de la ciencia en relación con la vida humana en todas sus etapas y a este respecto deseamos se tengan en consideración los siguientes hechos:

  1. a)  Existe sobrada evidencia científica de que la vida empieza en el momento de la fecundación. Los conocimientos más actuales así lo demuestran: la Genética señala que la fecundación es el momento en que se constituye la identidad genética singular; la Biología Celular explica que los seres pluricelulares se constituyen a partir de una única célula inicial, el cigoto, en cuyo núcleo se encuentra la información genética que se conserva en todas las células y es la que determina la diferenciación celular; la Embriología describe el desarrollo y revela cómo se desenvuelve sin solución de continuidad.
  2. b)  El cigoto es la primera realidad corporal del ser humano. Tras la fusión de los núcleos gaméticos materno y paterno, el núcleo resultante es el centro coordinador del desarrollo, que reside en las moléculas de ADN, resultado de la adición de los genes paternos y maternos en una combinación nueva y singular.
  3. c)  El embrión (desde la fecundación hasta la octava semana) y el feto (a partir de la octava semana) son las primeras fases del desarrollo de un nuevo ser humano y en el claustro materno no forman parte de la sustantividad ni de ningún órgano de la madre, aunque dependa de ésta para su propio desarrollo.
  4. d)  La naturaleza biológica del embrión y del feto humano es independiente del modo en que se haya originado, bien sea proveniente de una reproducción natural o producto de reproducción asistida.
  5. e)  Un aborto no es sólo la «interrupción voluntaria del embarazo» sino un acto simple y cruel de «interrupción de una vida humana».
  6. f)  Es preciso que la mujer a quien se proponga abortar adopte libremente su decisión, tras un conocimiento informado y preciso del procedimiento y las consecuencias.
  7. g)  El aborto es un drama con dos víctimas: una muere y la otra sobrevive y sufre a diario las consecuencias de una decisión dramática e irreparable. Quien aborta es siempre la madre y quien sufre las consecuencias también, aunque sea el resultado de una relación compartida y voluntaria.
  8. h)  Es por tanto preciso que las mujeres que decidan abortar conozcan las secuelas psicológicas de tal acto y en particular del cuadro psicopatológico conocido como el «Síndrome Postaborto» (cuadro depresivo, sentimiento de culpa, pesadillas recurrentes, alteraciones de conducta, pérdida de autoestima, etc.).
  9. i)  Dada la trascendencia del acto para el se reclama la intervención de personal médico es preciso respetar la libertad de objeción de conciencia en esta materia.

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  1. j)  El aborto es además una tragedia para la sociedad. Una sociedad indiferente a la matanza de cerca de 120.000 bebés al año es una sociedad fracasada y enferma.
  2. k)  Lejos de suponer la conquista de un derecho para la mujer, una Ley del aborto sin limitaciones fijaría a la mujer como la única responsable de un acto violento contra la vida de su propio hijo.
  3. l)  El aborto es especialmente duro para una joven de 16-17 años, a quien se pretende privar de la presencia, del consejo y del apoyo de sus padres para tomar la decisión de seguir con el embarazo o abortar. Obligar a una joven a decidir sola a tan temprana edad es una irresponsabilidad y una forma clara de violencia contra la mujer.

En definitiva, consideramos que las conclusiones que el Grupo Socialista en el Congreso, por medio de la Subcomisión del aborto, trasladará al Gobierno para que se ponga en marcha una ley de plazos, agrava la situación actual y desoye a una sociedad, que lejos de desear una nueva Ley para legitimar un acto violento para el no nacido y para su madre, reclama una regulación para detener los abusos y el fraude de Ley de los centros donde se practican los abortos».

Fdo.:
Nicolás Jouve (Catedrático de Genética)

Francisco Ansón (Escritor)
Cesar Nombela (Catedrático de Microbiología) Francisco Javier del Arco (Biólogo, Filósofo y Escritor) Vicente Bellver (Profesor Titular Filosofía del Derecho) Luis Franco Vera (Catedrático de Bioquímica)

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Los musulmanes y la familia- resumen encuesta mundial

En la mayor parte de los países islámicos se admite que la mujer debe obedecer al marido y se considera que la cuestión del velo femenino, en contra de lo que se cree generalmente, la debe decidir la propia mujer

Según este estudio, que ha abarcado 39 países y 38.000 personas en más de ochenta idiomas, la inmensa mayoría de los musulmanes están profundamente adheridos a su fe y consideran que las enseñanzas del islam deben orientar no solo sus vidas, sino también la cultura y la política. Por esta razón, estiman que la “sharía” debe ser reconocida como la ley oficial de sus países y que sus dirigentes religiosos deben ejercer alguna o mucha influencia en el terreno temporal.

El apoyo a esta idea varía notablemente según el país. Mientras en Azerbaiyán apenas supone el 8%, en Afganistán alcanza el 99%, lo que explica la resistencia de la población a la intervención militar extranjera y la aceptación que tienen los talibán al margen de consideraciones políticas y étnicas. Y aunque no se llegue a la unanimidad afgana, en los demás países encuestados, tanto en Oriente Medio como en el Norte de África, el sureste asiático y en el África subsahariana, una amplia mayoría se declara favorable a la “sharía” (71% en Nigeria, 72% en Indonesia, 74% en Egipto, 89% en los territorios palestinos, 84% en Pakistán).

Los musulmanes rechazan los atentados suicidas, pero hay minorías importantes que los justifican, y al menos la mitad dicen sentirse más o menos próximos a los grupos religiosos extremistas

En Arabia Saudita e Irán –los dos grandes focos de la escisión inicial del islam entre sunníes y chiíes– se aplica la versión más rigurosa de la ley islámica, que dispone la pena de muerte para delitos como el adulterio o la amputación de una mano a los ladrones, además de rechazar la paridad hombre-mujer.

En otros países, como Marruecos y el propio Túnez, existe mayor margen de tolerancia y pluralismo en el ámbito social. Pero en todos ellos se ignora por completo la libertad religiosa aunque se admita la libertad de culto, que solo afecta a los extranjeros. Los códigos civiles inspirados en el Corán condenan a diversas penas de la cárcel a los extranjeros que hagan proselitismo de otra religión, cuando no son expulsados directamente a la menor sospecha, como ocurre con frecuencia en Marruecos. Está igualmente prohibida en la escuela la enseñanza de una fe distinta a la musulmana, y de ahí la profunda ignorancia que en todos estos países se tiene del cristianismo. En la mayor parte de los países islámicos, incluidos los más moderados como Marruecos, se admite sin matices que la mujer debe obedecer al marido y se considera que la cuestión del velo femenino, en contra de lo que se cree generalmente, la debe decidir la propia mujer.

La mayoría considera inmoral la prostitución, el aborto, la eutanasia, la homosexualidad, el suicidio y el consumo de alcohol, pero las respuestas varían mucho en relación con la poligamia, el divorcio o el control de natalidad

Son pocos los musulmanes norteamericanos que apoyan los atentados suicidas u otras formas de violencia contra civiles, en nombre del islam: el 81% cree que estos actos no están en ningún modo justificados; un 1% los justifican en todos los casos y un 7%, solo en algunas circunstancias.También en el resto del mundo la mayoría de los musulmanes rechazan los atentados suicidas, pero son muchos más quienes los justifican: el 26% en Bangladesh, el 29% en Egipto, el 39% en Afganistán, y el 40% en Palestina. Al menos la mitad de los encuestados dicen sentirse más o menos próximos a los grupos religiosos extremistas en sus países (67% en Egipto, 68% en Iraq, 78% en Indonesia).

El genocidio censurado

El genocidio censurado   [Añadir a Mis artículos]

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LIBRO RECOMENDADO: Il genocidio censurato

Ediciones Cristiandad. Madrid (2007). 203 págs. 17,50 €. Traducción: Lázaro Sanz.

Firmado por Josemaría Carabante

Fecha: 27 Febrero 2008

En algunos países, como en España –a raíz del escándalo de las clínicas abortistas– o en Italia, el aborto ha vuelto a la primera línea de la discusión pública y se han desempolvado datos que han causado alarma social. Como sostiene Antonio Socci, conocido periodista italiano, gracias al silencio impuesto por lo políticamente correcto y por determinadas ideologías, las sociedades de finales del siglo XX y principios del XXI han ido consumando, casi por la inercia de una legislación permisiva, un genocidio censurado. Su alcance no puede medirse estadísticamente: son incontables las víctimas de las que se tiene constancia, pero la clandestinidad de algunos abortos impide hacer un cuadro del todo fiable.

genocidio

Con datos, documentos e interesantes testimonios, Socci ha conseguido dibujar un panorama de la situación italiana y europea, sin descuidar la política de la China comunista con la imposición del hijo único o las tendencias en el seno de la ONU. Se trata de un libro de denuncia, pero también de una decidida defensa de la vida. La visión, en cualquier caso, es esperanzadora: como muestra el autor, son cada vez más numerosas las iniciativas pro vida y crece el respaldo social con el que cuentan.

La Iglesia acoge a la mujer que aborta

La Iglesia acoge a la mujer que aborta, que también es una víctima del aborto

CARDIFF, miércoles, 11 julio 2007 (ZENIT.org).- La Iglesia no condena a la mujer que aborta, quien a menudo sufre presión para hacerlo, un tema que se ha subrayado en el Día por la Vida, celebrado en las diócesis de Inglaterra y Gales el 1 de julio.

Así lo recalca también el arzobispo de Cardiff y presidente del Departamento para la Responsabilidad y Ciudadanía Cristianas, monseñor Peter Smith.

La Jornada se orienta a celebrar la dignidad de la vida. Por eso se programan celebraciones eucarísticas especiales.

La fecha también ha estado marcada por el 40º aniversario de la Ley de Aborto en Inglaterra, Escocia y Gales.

El evento de este año, titulado “Bendito es el Fruto de Tu Vientre”, puso a disposición de fieles e interesados más de medio millón de folletos explicativos sobre qué entiende la Iglesia por pro-vida y subrayando la atención práctica, emocional y espiritual ofrecida por la Iglesia a las mujeres y niños que lo necesitan.

El arzobispo Smith recalca: “Apoyamos positivamente a las jóvenes que se han quedado embarazadas y no saben qué hacer”.

“Necesitan mucho apoyo, espacio y tiempo para el consejo y la reflexión -subraya- para ver que hay otros modos que no implican la muerte de una vida humana”.

“Y para aquellos hombres y mujeres que han sufrido el dolor del aborto, la Iglesia siempre está ahí para ti -confirma-. Cristo te espera en el sacramento de la Reconciliación”.

El obispo Bernard Longley, auxiliar de Westminster, menciona: “Aumentar la conciencia, es uno de los principales objetivos del Día por la Vida”.

“Este año –añade–, queremos subrayar el terrible desperdicio de vida durante los últimos 40 años”.

Y es que “hay una tendencia a racionalizar el aborto deshumanizando al no nacido”, advierte. Si el no nacido no es una persona, se le trata como una cosa que puede ser eliminada sin remordimiento.

 

La dignidad humana del embrión

La dignidad humana del embrión

 

El problema para adjudicar una determinada categoría ontológica al embrión, no está en el dato científico, como aquí creo que ha quedado claramente demostrado, está en el rango ético que se le asigne al embrión humano, en la política moral que se le aplique. Según una política de respeto, todo ser humano ha de ser reconocido y tratado como tal, por su dignidad humana intrínseca, que lo hace intangible. Según una política de poder y utilidad, el ser humano tiene la dignidad que otros le conceden y nada más, son los parlamento, los padres, los medios, los investigadores, los filósofos, la sociedad en general, quíenes le conceden o no dignidad y derechos, quienes determinan desde cuando y hasta cuando es sujeto de esa dignidad. En este contexto de dignidad concedida por otros se negocia la dignidad del embrión humano, y se le desprové de ella cuando objetivos científicos, comerciales o incluso de un pretendido humanitarismo lo aconsejan. Sin duda, esta última postura es un reflejo del pragmatismo que domina la bioética europea contemporánea y que no hace sino asumir las corrientes dominantes del modelo americano, el cual no ofrece otra solución ética a los problemas biomédicos que no sea la minimalista y la pragmática, todo ello adobado por un fondo proporcionalista, que considera que los beneficios que se derivan de la investigación con embriones superan al respeto que esos embriones humanos merecen, algo contrario al personalismo que antepone la dignidad del embrión, a cualquier otro bien que   de su manipulación se pudiera conseguir, en consonancia con el imperativo kantiano que afirma que el hombre es un fin absoluto, que nunca puede utilizarse como medio, por muy excelentes que parezcan los fines. Principio que mutatis mutandi puede ser sin duda también aplicado al embrión humano.

 

Durante sus primeros 14 días de la vida, el ser humano, ese joven embrión, es objeto de amplias y diversas amenazas, directas o indirectas, entre las que cabe destacar:

  1. Todos los ataques a la vida embrionaria secundarios a las técnicas de regulación de la fertilidad humana y de la denominada contracepción de emergencia.
  2. La pérdida de embriones humanos que se da a causa de las técnicas de fecundación in vitro.
  3. Los procesos de congelación y descongelación a que son sometidos los embriones sobrantes de estas técnicas de procreación asistida, con vista a su posterior utilización experimental.
  4. El uso del diagnóstico preimplantacional con diversas finalidades, como pueden ser, la elección de sexo o la selección de embriones sanos con presumibles objetivos médicos, pero siguiendo pautas experimentales difícilmente separables de la más cruda manipulación eugenésica.
  5. La denominada clonación terapéutica de embriones humanos, tanto si se utilizan para obtener células madre  o  troncales,  para ser usadas en la medicina  regenerativa y reparadora,  como  si se usan exclusivamente para experimentaciones biomédicas.
  6. Y, finalmente, la fabricación de embriones y posteriormente niños, para conseguir tejidos que puedan ser utilizados terapéuticamente, los denominados niños-medicamento.

La valoración moral o ética de todas estas acciones ‑utilizaremos de forma sinónima  ética y moral, pues ambas tienen el mismo significado etimológico, difiriendo únicamente en la raíz lingüística, griega o latina, de la que proceden-, se funda esencialmente en que en todas ellas se manipula la vida humana, llegando en muchos casos a destruirla, por lo que un aspecto fundamental para poder valorarlas éticamente es determinar cuando se inicia dicha vida, pues de esta premisa biológica depende el juicio ético que merezca la manipulación y destrucción de esos embriones tempranos. Si esos embriones son un ser humano que ya ha iniciado su andadura vital, su destrucción será éticamente inadmisible; sin son un conglomerado de células que no llegan a constituir ninguna realidad biológica organizada, podrían ser manipulados, e incluso destruidos, sin que estas acciones merecieran la más mínima reprobación moral.

Es un argumento tradicional en defensa de la individualidad  del embrión humano de pocos días afirmar que ya en el genoma del cigoto está contenida toda la información genética necesaria para que ese nuevo ser se desarrolle completamente hasta su condición de ser adulto vivo. Es decir, que en su genoma está determinada su identidad genética, base de su identidad individual. Si nada orgánico externo modifica el contenido genómico de ese individuo biológico naciente, ya que del mundo circundante, únicamente recibe órdenes que contribuyen a regular su propio desarrollo, es difícil, por no decir imposible, identificar  salto alguno en su evolución vital que pueda suponer el inicio de una realidad genómica distinta a la anterior. La evolución de ese ser es un proceso biológico continuo que va dando lugar a las distintas etapas de su desarrollo, dentro de la unidad vital que lo identifica como un único ser humano vivo desde la impregnación del óvulo por el espermatozoide hasta su muerte natural.