autoconcepto y desarrollo de habilidades
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Autoconcepto y desarrollo de habilidades El Así, empezamos a pensar de nosotros mismos conforme a lo que seleccionamos de la gran cantidad de mensajes que recibimos. Un bebé recibe infinidad de información… que se parece al papá, ¡no!, que es igualito a su mamá, que tiene un carácter muy dominante como su tío, que se porta bien mientras no está el hermanito presente, que es muy observador, que se distrae fácilmente, etc. Cuando llega a la escuela, también es tratado por la maestra de una Los seres humanos tenemos tres alternativas para reaccionar cuando recibimos información sobre nosotros mismos: 1). La creemos y comenzamos a actuar conforme a esa expectativa. 2). La ignoramos totalmente y seguimos impasibles (no nos cae el veinte). 3). No estamos de acuerdo y comenzamos a actuar en una forma totalmente opuesta para demostrar que aquello que se decía de nosotros estaba equivocado. En la mayoría de los casos la reacción más usual es la primera. Cumplimos lo que se espera de nosotros. Tomemos un ejemplo: Un niño empieza a treparse a un árbol… la mamá, al verlo, exclama: ¡Cuidado Pepitooo, te vas a caer! A la par de este mensaje, la mamá está pensando que su hijo no sabe cómo subir a un árbol, que no puede cuidarse y que es torpe. , o viceversa. |
El niño tiene tres alternativas posibles: Confirmar lo que su mamá
dice y piensa de él, cayéndose del árbol; ignorarla y continuar con su juego de una manera natural y espontánea, trepando hasta donde se siente seguro, o bien, buscar demostrar cuán equivocada está la mamá y no sólo hasta la parte más alta sino que comienza a brincar por los
aires balanceándose de una rama a otra cual si fuera Tarzán, poniéndose tal vez en un peligro real.
En otras palabras, los mensajes que transmitimos a nuestros hijos,
lo que pensamos o creemos que ellos son, determinan en buena parte la
opinión que se formarán respecto a ellos mismos. Un principio que
utiliza la publicidad indica que si se repite una mentira con la debida
frecuencia e insistencia, la gente terminará creyéndola. Lo mismo
sucede con el autoconcepto: si un niño escucha constantemente no puedeso eres torpe, terminará creyéndoselo y se convertirá en un ser incapaz e inútil.
Este principio también puede aplicarse a la inversa: un claro que sí puedes influirá positivamente en el niño. Hasta ahora no he mencionado las habilidades o aptitudes naturales o innatas porque creo que la mayoría
de ellas se pueden desarrollar cuando se cree en esta posibilidad. Cada
vez que es establecido un nuevo récord olímpico, todo el mundo piensa que es lo máximo a lo que se puede llegar y que dicho récord será el último que se registre en la historia; sin embargo, para la próxima
justa olímpica es rota nuevamente la marca… porque aparece un atleta que cree que puede hacerlo y lo hace.
El caso de muchos minusválidos que desarrollan sus habilidades en forma extraordinaria, apoya también este punto. En otras palabras, existen personas con una gran capacidad que no es manifestada porque han desarrollado un concepto bastante pobre de ellos mismos y en este contraste, existen individuos que sin poseer grandes dotes, llegan a desarrollarse y a tener éxito, gracias al buen concepto que tienen de
su persona.
Ya se trate de habilidades físicas o intelectuales, éstas pueden desarrollarse si las apoyamos con una actitud positiva y optimista. Los grandes descubrimientos de la historia han sido realizados gracias a un locoque emprendió lo imposible, lo inconcebible, lo que no se podía.
La próxima vez que se sorprenda diciéndose a sí misma o a sus hijos:tú no puedes hacer eso , pregúntese enseguida… ¿y por qué no he de poder? Posiblemente no existan buenas razones para no intentarlo. Recuerde que
hay ciegos que caminan sin tropezarse, inválidos que pueden nadar y que
la historia está llena de hombres y mujeres que han desafiado lo
imposible.
Autor:
Lic. Susana Patiño de G.
Fuente:
Church Forum www.churchforum.org [1]