Ver pornografía distorsiona la visión de la sexualidad

Autor: Ana Aznar | Fuente: SonTusHijos.org

Ver pornografía distorsiona la visión de la sexualidad

¿Te has preguntado alguna vez qué hacen tus hijos en Internet? ¿Sabes si están conectados con amigos o con desconocidos?

¿Conoces cuáles son las web que frecuentan o si los juegos que más utilizan son adecuados a su edad?

Con la llegada de la adolescencia la curiosidad de nuestros hijos sobre temas sexuales es muy grande. Si previamente no hemos sembrado una confianza en casa para hablar sobre estos temas o si no nos hemos adelantado, lo más probable es que resuelvan sus dudas directamente con sus amigos o a través de la red. Esta situación la aprovechan con frecuencia otras personas para hacer negocio con la pornografía, a costa de una etapa tan inestable como la adolescencia.

Ver pornografía distorsiona la visión de la sexualidad

Usuarios expertos, pero inmaduros

Los niños y adolescentes son especialmente vulnerables a la hora de abusar de las nuevas tecnologías; corren el riesgo añadido de acceder a contenidos inapropiados o contactar con desconocidos a través de Internet y las redes sociales. Los padres debemos seguir unas pautas que regulen su uso. Pero no se trata de prohibiciones que con toda seguridad se saltarán cuando no estemos presentes, más bien debemos ayudarles a saber utilizar de forma responsable «los medios». Poco a poco ellos son los que deben ejercer ese autocontrol, tanto con el uso y el tiempo en internet, como en muchas otras facetas de su vida.

La psicóloga Alicia López de Fez considera que los adolescentes constituyen un grupo de riesgo, porque tienden a buscar sensaciones nuevas y son los que durante más tiempo se conectan a Internet, además de estar muy familiarizados con las nuevas tecnologías. Son usuarios expertos, pero inmaduros.

Esta es una de las razones por las que se desaconseja que nuestros hijos tengan un ordenador o una videoconsola en el dormitorio, pues nos resultará más difícil controlar su uso. Por tanto, debemos colocarlos en un espacio común de la casa, donde «no tengan intimidad» para conectarse con quienes quieran y a cualquier hora del día. La experta recomienda que se pacte el tiempo, los días de juego y de navegación por Internet, siempre desde el diálogo y con sentido común. Así, es mejor una hora durante siete días a la semana, que siete horas seguidas un solo día.

Además, no es aconsejable que puedan navegar a su aire ni jugar a cualquier juego. Los padres debemos supervisar los contenidos a los que éstos tienen acceso. No está de más emplear programas que bloqueen el acceso a ciertos contenidos o que dejen el historial de las páginas visitadas.

Adictos a las nuevas tecnologías

En este sentido, la Organización Mundial de la Salud estima que al menos el 25% de la población sufre un problema relacionado con el abuso de las nuevas tecnologías. Las adicciones a éstas son un problema grave que puede repercutir de manera negativa al descuidar sus obligaciones o relaciones sociales, según explica Fernando Díez, psicólogo experto en adicciones de Amalajer (Asociación Malagueña de Jugadores en Rehabilitación).

Un adicto a las nuevas tecnologías puede entrar en una espiral de aislamiento, gasto incontrolado, depresión y ansiedad. Estas adicciones reciben el nombre de «no tóxicas», «sin sustancia» o «no químicas» y algunos expertos prefieren denominarlas como «problemas de abuso,

mal uso o dependencia»; de éstas, las más adictivas son el móvil, las videoconsolas e Internet; y como parte de este último, la dependencia a las redes sociales, al correo electrónico, a chatear, a la compra online, etc. Pero además, algunas están asociadas con otro tipo de patología: el uso abusivo de webs de pornografía.

Ver pornografía distorsiona su visión de la realidad

Patrick F. Fagan, director del Family Research Council, ha analizado los efectos sociales y psicológicos de la pornografía en su estudio «The Effects of Pornography on Individuals, Marriage, Family and Community». En éste explica cómo los adolescentes que ven pornografía se desorientan durante la fase de desarrollo en la que están aprendiendo a afrontar su sexualidad, justo cuando son más vulnerables a la incertidumbre sobre sus creencias sexuales y sus valores morales.

Contrario al argumento de que la pornografía es un placer inofensivo, Fagan hace referencia a evidencias clínicas que muestran que ésta distorsiona de modo significativo las actitudes y

percepciones sobre la naturaleza de la sexualidad. Si son consumidores habituales de pornografía, los hombres tenderán a tener una tolerancia mayor hacia los comportamientos sexuales anormales, además de ser un hábito muy adictivo, debido a la producción de hormonas que estimulan los centros de placer del cerebro. Poner límites a la actividad sexual ayuda a los adolescentes mientras maduran a orientar de forma correcta su sexualidad. «Desgraciadamente el desarrollo de los modernos medios ha derribado estas barreras y ha incrementado la forma en que los creadores de pornografía pueden introducirse en la vida familiar», comenta Fagan.

Puede desembocar en enfermedad mental

De hecho, la pornografía lleva a percepciones distorsionadas de la realidad social: una percepción exagerada del nivel de actividad sexual de la población general y una estimación que infla la probabilidad de actividad sexual premarital y extramarital. También lleva a una sobreestimación del predominio de perversiones como el sexo en grupo, la bestialidad y la actividad sadomasoquista. «De este modo las creencias que se forman en la mente del espectador de pornografía están bastante lejos de la realidad. Un ejemplo es que la visión repetida de pornografía induce a enfermedad mental en materia sexual», afirma Fagan.

Entre las distorsiones creadas por la pornografía están tres creencias: las relaciones sexuales en la naturaleza son algo recreacional, los hombres son en general sexualmente dominantes y las mujeres son objetos o mercancías sexuales. En consecuencia, Fagan describe cómo la pornografía fomenta la idea de que la degradación de las mujeres es algo aceptable. Además, puesto que los chicos utilizan la pornografía con mucha más frecuencia que las chicas, su predominio conduce a la idea de que las mujeres son objetos para el sexo o mercancías sexuales.

¿Por qué empiezan?

Aunque nos sorprenda, la edad media de exposición a la primera imagen pornográfica son los 11

años. Si preguntamos a un adolescente cuándo o por qué empezó a ver pornografía, con seguridad que muchos de ellos nos dirán que fue de manera accidental cuando buscaban información por internet, se bajaron una película que resultó ser una versión porno de la original, con un videojuego que le dejaron o animado por sus amigos. Dependiendo de cada uno la reacción a la pornografía será muy diferente, pero todos se ven en mayor o menor medida afectados por ella. Por esta razón es importante hablar a menudo con nuestros hijos y resolver falsas imágenes que puedan haberse creado.

Podemos estar atentos a algunas señales de alarma como descuido en los deberes, falta de motivación para estudiar, inicio de la masturbación compulsiva, dificultades para relacionarse

con el sexo opuesto o tendencia a formar dependencias difíciles de cambiar; todo ello como consecuencia de estar expuestos a material pornográfico, creándoles sentimientos de culpa, baja autoestima y retraimiento social.

Además, entre las razones más frecuentes del inicio de los adolescentes en el consumo de pornografía se encuentra el deseo de experimentación, la búsqueda de identidad, la presión de los amigos, los mitos y una educación sexual deficitaria desde casa. Así la pornografía les «educa» con una visión distorsionada y carente de valores, origen en ocasiones de los conflictos de sexo, de pareja y de familia.

Cuatro etapas del consumidor de pornografía

El doctor Víctor Cline, de la Universidad de Utah, identifica cuatro etapas de quien consume pornografía:

• Adicción: el deseo y la necesidad de mirar imágenes pornográficas.

• Escalada: la necesidad de imágenes más explícitas y fuertes para conseguir el mismo efecto. • Desensibilización: el material que al comienzo era sorprendente y tabú se considera como normal.
• Actuar: tendencia a imitar los comportamientos vistos. Aunque no todos son igual de vulnerables, el doctor Cline concluye que para algunas personas, la pornografía «es la droga que inicia el camino hacia la adicción sexual».

Consecuencias de cara al comportamiento futuro

Jill. C. Manning, en su libro «¿Cuál es el gran negocio de la pornografía? Una guía para le generación de Internet», habla sobre los daños que la pornografía produce.

1. Se trata de algo potencialmente adictivo. Como tal puede obstaculizar la capacidad de una persona para tomar decisiones claras.

2. Puede distorsionar poderosamente la visión de una persona sobre cuerpos, relaciones y sexualidad.
3. Lleva a la gente a cosificar a los demás, viéndolos como juguetes sexuales que existen sólo para su propia satisfacción.
4. Debido a su influencia distorsionadora mina las oportunidades de los jóvenes de tener seguridad en sí mismos, ser felices y crear relaciones duraderas en el futuro.
5. Afecta, por tanto, su capacidad de ver la vida de forma verdadera, provechosa y sana.
6. Disminuye la sensibilidad hacia las mujeres, mostrando más agresiones, rudeza y falta de respeto.
7. Disminuye el deseo de tener hijos y formar una familia.
8. Aumenta el riesgo de tener dificultades en las relaciones íntimas.
9. Aumenta el riesgo de abusar sexualmente de los demás.
10. Aumenta el riesgo de recibir información incorrecta sobre la sexualidad humana.
11. Aumenta el riesgo de insatisfacción sexual con el/la futuro/a esposo/a.

12.Aumenta el riesgo de divorcio una vez casado

Varón y mujer: ¿naturaleza o cultura?

VARÓN Y MUJER: ¿NATURALEZA O CULTURA?

Jutta Burggraf

Si damos una mirada a los últimos siglos de nuestra historia, comprobamos que el movimiento feminista ha cambiado profundamente nuestra convivencia, tanto en la familia como en la sociedad. Estos cambios parecían, al principio, justos y necesarios; más tarde, se los ha caracterizado –con creciente preocupación– como dañinos y exagerados; y, en la actualidad, son (y quieren ser) plenamente destructivos. Para ilustrar esta afirmación, describiré brevemente las tres grandes etapas, en las que se desarrolla el proceso de “liberación” de la mujer. Estas tres etapas muestran un cierto desarrollo cronológico de ideas y hechos, en Occidente. Sin embargo, no están estrictamente separadas en la realidad, sino que se encuentran intercaladas y mezcladas en muchos países. Vivimos en sociedades multiculturales, en las que se pueden observar simultáneamente los fenómenos más contradictorios.

I. Tres etapas de la “emancipación femenina”

Nuestro recorrido comienza hacia finales del siglo XVIII y nos lleva hasta la actualidad. No vamos a detenernos en todos los detalles de este largo camino, sino que nos concentraremos en los acontecimientos más representativos de cada etapa.

1. Los movimientos en favor de los derechos de la mujer.

Al irrumpir la Revolución Francesa, algunas mujeres “inteligentes” se dieron cuenta de que los derechos humanos tan ensalzados beneficiaban tan sólo a los varones. Por tal razón, Olympe Marie de Gouges redactó, en septiembre de 1791, la famosa “Declaración de los derechos de la mujer”, entregada a la Asamblea Nacional para su aprobación. Detrás de ella, había un gran número de mujeres organizadas en asociaciones femeninas. Se definían a sí mismas como seres humanos y ciudadanas, y proclamaban sus reivindicaciones políticas y económicas.

Es interesante, por ejemplo, el artículo VII de esta declaración: “Para las mujeres no existe ningún régimen especial: se les puede acusar y meter en prisión, si así lo prevé la ley. Las mujeres están sometidas de la misma manera que los varones a las idénticas leyes penales.” El artículo X es aún más preciso: “La mujer tiene el derecho a subir al patíbulo.”1 Las mujeres no querían seguir sin voz ni voto, preferían que se les castigara e incluso padecer la muerte, antes de ser consideradas como niñas sin responsabilidad.

Desgraciadamente, Olympe de Gouges fue degollada, y junto con ella otras muchas mujeres famosas. A las sobrevivientes se les prohibió reunirse bajo pena de cárcel, y sus asociaciones fueron disueltas a la fuerza. Su misión, por lo pronto, parecía haber fracasado.

Pero las mujeres no se resignaron. En Inglaterra fundaron el llamado “movimiento contra la esclavitud”. Partían de la base de que también se les tenía que conceder los derechos de

1 Olympe Marie de GOUGES, Declaración de los derechos de la mujer, en Hannelore SCHRÖDER (ed.), Die Frau ist frei geboren. Texte zur Frauenemanzipation, I, München 1979, p. 38.

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sufragio y ciudadanía, igual que se había hecho con los antiguos esclavos. Una de las protagonistas exclamó: “Todo el sexo femenino ha sido despojado de su dignidad. Se le pone a una misma altura con las flores cuyo cometido es sólo el de adornar la tierra.”2

En Alemania, la cuestión de la mujer se planteó más bien en el plano educativo. Se reconoció paulatinamente la necesidad de dar formación también a las jóvenes. Pues la educación no sólo es importante para avanzar más tarde en una profesión fuera del hogar, sino también para el pleno despliegue de la propia personalidad. Cuando una persona aprende a reflexionar por sí misma, también logra ser interiormente libre, no depender de la opinión pública, ni de los medios de comunicación; adquiere madurez humana y se encuentra en mejores condiciones de superar sus propios problemas vitales y los variables estados de ánimo.

Hedwig Dohm (1883-1919), una de las representantes más célebres de ese movimiento, se preguntó lo que hubiese sucedido si el escritor Friedrich Schiller hubiese nacido mujer.3 Probablemente, sus talentos no se hubiesen podido desarrollar, o acaso sólo después de grandes esfuerzos. Hedwig Dohm considera el interrogante acerca de si las mujeres deben, pueden o han de estudiar tan superficial como si se preguntase si está permitido al hombre desarrollar sus facultades, o si debe usar sus piernas para caminar.4

No vamos a referirnos todas las luchas feministas con sus logros y recaídas. A partir de principios del siglo XX las mujeres consiguieron, por fin, ser admitidas, de modo oficial, en la enseñanza superior y en las universidades, y alcanzaron la igualdad política –al menos según la ley5– en todos los países del continente europeo.6 Con ello, los movimientos en favor de los derechos de la mujer habían conseguido en Occidente sus metas primordiales, y se observa, a continuación, un cierto “período de calma”.7

2. El feminismo radical

A partir de la mitad del mismo siglo XX, una parte de las feministas ya no aspiraban simplemente a una equiparación de derechos jurídicos y sociales entre el varón y la mujer, sino a una igualdad funcional de los sexos. Comenzaron a exigir la eliminación del tradicional reparto de papeles entre varón y mujer –que les parecía arbitrario–, y a rechazar la maternidad, el matrimonio y la familia. Se basan fuertemente en la filósofa existencialista Simone de Beauvoir (1908 – 1986), cuya voluminosa obra “Le Deuxième Sexe” (1949) fue un éxito mundial. Beauvoir previene contra la “trampa de la maternidad”, que sería utilizada en forma egoísta por

2 Cf. Mary WOLLSTONECRAFT, A Vindication of the Rights of Woman, London 1792.
3 Cf. Hedwig DOHM, en Hannelore SCHRÖDER (ed.), Die Frau ist frei geboren, cit., p. 42.
4 Ibid., p. 60.
5 La subordinación de la mujer atenta contra el principio de igualdad entre los sexos y contra los derechos humanos reconocidos en la Declaración Universal de la Organización de Naciones Unidas de 1948 y en otros muchos documentos de la ONU.
6 Las mujeres obtienen el derecho al voto en Inglaterra y Alemania (ambas en 1918), en Suecia (1919), Estados Unidos (1920), Polonia (1923) y otros países. Lo obtuvieron más tarde en España (1931), Francia e Italia (ambas en 1945), Canadá (1948), Japón (1950) y México (1953) y, finalmente, también en Suiza (1971).
7 No se puede negar que todavía hay cierta discriminación de la mujer en la práctica social. Cf. los estudios de María ELÓSEGUI: “Existe todavía discriminación directa, indirecta y oculta en el ámbito laboral, en el de la seguridad social, en el derecho financiero etc.” Los derechos reproductivos. Un nuevo concepto jurídico procedente del mundo legal anglosajón, en Anuario de Derecho Eclesiástico del Estado 16 (2000), p.689.

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los varones para privar a sus esposas de su independencia.8 En consecuencia, una mujer moderna debería liberarse de las “ataduras de su naturaleza” y de las funciones maternales. Se recomiendan, por ejemplo, relaciones lesbianas,9 la práctica del aborto10 y el traspaso de la educación de los hijos a la sociedad.11 Shulamith Firestone exige en su obra “The Dialectic Sex” la liberación de la mujer de la “tiranía de la procreación” a cualquier precio, y resume el sentir general de sus compañeras: “Quiero decirlo con toda claridad: El embarazo es una atrocidad.”12

En las décadas siguientes, otras feministas descubrieron que el deseo de “ser como el varón” –aparte de manifestar un cierto complejo de inferioridad– lleva, con frecuencia, a tensiones y frustraciones. Ensalzaron, por tanto, el otro extremo: para llegar a la plena realización, la mujer no tiene que comportarse como el varón, sino que ha de ser completamente femenina, “plenamente mujer”. En adelante, ya no se veía en la equiparación de la mujer con la naturaleza, con el cuerpo, con la emoción y la sensualidad un prejuicio masculino condenable. Al contrario, todo lo emocional, vital y sensual fue estimado como una esperanza para un futuro mejor. Se celebró la “nueva feminidad” y la “nueva maternidad” como funciones meramente biológicas. Y se sostuvo que las mujeres deberían liberar la tierra, y lo harán, porque viven en mayor armonía con la naturaleza.

Se puede ver en este fenómeno una reacción a los esfuerzos extraordinarios, que ha exigido una emancipación concebida únicamente como un amoldarse a valores considerados como masculinos. Después de que la racionalidad y el ansia de poder “masculinos” han llevado a la humanidad al borde del abismo ecológico y al peligro de una destrucción nuclear –así se dice–, ha llegado el tiempo de la mujer. La salvación sólo puede esperarse de lo ilógico y de lo emocional, de lo suave y lo tierno, tal y como lo personifica la mujer.13

Es obvio, que estas tesis también impiden a la mujer el pleno desarrollo propio. Aparte de considerarla, otra vez, como carente de inteligencia, se la idealiza, incluso se la glorifica, como si fuera un animal sano y santo. Se trata de un desprecio grande que se refiere, por una parte, al varón y aquello que se considera como masculino y, por la otra, a la misma mujer “liberada”, todo esto envuelto en un misticismo, que no ayuda a nadie en la vida cotidiana.

3. La ideología de género

Mientras perduran estas discusiones, hemos llegado a una situación completamente nueva. La actual meta ya no consiste únicamente en emanciparse del predominio masculino, ni tampoco se expresa solamente en liberarse de las funciones concretas femeninas y maternales, que se ha querido conseguir –como hemos visto– a través de dos vías contrarias: reprimiéndolas o exagerándolas hasta llegar a pretensiones irreales.

Hoy se intenta realizar un paso todavía mucho más radical: se pretende eliminar la misma naturaleza, cambiar el propio cuerpo, llamado cyborg: el neologismo se forma a partir de las

8 Simone de BEAUVOIR, Alles in allem, Reinbek 1974, p. 450
9 Cf. IDEM, Das andere Geschlecht, Hamburg 1951, pp.409ss. (Original francés Le Deuxième Sexe, Paris 1949.)
10 Cf. ibid., p. 504: “No hay cosa más absurda que las razones aducidas contra una legalización del aborto”.
11 Cf. ibid., p. 697.
12 Shulamith FIRESTONE, The Dialectic Sex, 1970.
13 Cf. Vandana SHIVA (1988), Abrazar la vida. Mujer, ecología y desarrollo, trad. Instituto del Tercer Mundo de Montevideo (Uruguay), Madrid, 1995.

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palabras inglesas cyber(netics) organism (organismo cibernético), y se utiliza para designar un individuo medio orgánico y medio mecánico, generalmente con el afán de mejorar –a través de modernas tecnologías– las capacidades de su organismo.14 Es evidente que, de este modo, el “feminismo” (en sentido propio) está llegando a su fin, porque la liberación deseada comprende indiscriminadamente tanto a mujeres como a varones. Mientras muchas mujeres pretenden nuevamente deshacerse –con más ímpetu que nunca– del matrimonio y de la maternidad,15 los medios de comunicación nos cuentan los sueños fantásticos de unos varones, que quieren disponerse a intervenciones quirúrgicas (implantarse un útero, etc.) para poder hacer la experiencia de dar a luz.

En consecuencia, algunos prefieren hablar de género (gender) en vez de sexo. No se trata sólo de un cambio de palabras. Detrás de esta modificación terminológica está la ideología posfeminista de gender que se divulga a partir de la década del sesenta del siglo pasado. Según esta ideología, la masculinidad y la feminidad no estarían determinadas fundamentalmente por la biología, sino más bien por la cultura. Mientras el término sexo hace referencia a la naturaleza e implica dos posibilidades (varón y mujer), el término género proviene del campo de la lingüística donde se aprecian tres variaciones: masculino, femenino y neutro. Por lo tanto, las diferencias entre el varón y la mujer no corresponderían a una naturaleza “dada”, sino que serían meras construcciones culturales “hechas” según los roles y estereotipos que en cada sociedad se asignan a los sexos (“roles socialmente construidos”).

Estas mismas ideas se encuentran resumidas en la llamada “Teoría Queer”, que destacadas feministas norteamericanas –como Judith Butler16, Jane Flax17 o Donna Hareway18– difunden con éxito por todo el mundo. El nombre de la teoría proviene del adjetivo inglés queer (= raro, anómalo), que fue utilizado durante algún tiempo como eufemismo para nombrar a las personas homosexuales. La “Teoría Queer” rechaza la clasificación de los individuos en categorías universales como “varón” o “mujer”, “heterosexual” o “homosexual”, y sostiene que todas las llamadas “identidades sociales” (no sexuales) sean igualmente anómalas.

14 Manfred E. Clynes y Nathan S. Kline acuñaron el término cyborg en 1960 para expresar una relación íntima entre los humanos y las máquinas. Se refirieron, en concreto, a un ser humano artificialmente mejorado, que podría sobrevivir fuera de nuestro planeta. De acuerdo con algunas definiciones actuales del término, la dependencia que tenemos de la técnica ya ha comenzado a convertirnos en cyborgs. Una persona, por ejemplo, a la que se haya implantado un marcapasos, podría considerarse un cyborg, porque sería incapaz de vivir sin esta ayuda mecánica.

15 Algunos partidarios del feminismo de género proponen: “In order to be effective in the long run, family planning programmes should not only focus on attempting to reduce fertility within existing gender roles, but rather on changing gender roles in order to reduce fertility.” (“Para ser efectivos a largo plazo, los programas de planificación familiar deben buscar no sólo reducir la fertilidad dentro de los roles de género existentes, sino más bien cambiar los roles de género a fin de reducir la fertilidad.”) La cita se encuentra en Gender Perspective in Family Planning Programs, preparado por la DIVISION FOR THE ADVANCEMENT OF WOMEN FOR THE EXPERT GROUP MEETING ON FAMILY PLANNING, HEALTH AND FAMILY WELL-BEING, Bangalore (India), 26-30 de octubre de 1992; y organizado en colaboración con el UNITED NATIONS POPULATIONS FUND (UNFPA).

16 Cf. Judith BUTLER: “Al teorizar que el género es una construcción radicalmente independiente del sexo, el género mismo viene a ser un artificio libre de ataduras. En consecuencia, varón y masculino podrían significar tanto un cuerpo femenino como uno masculino; mujer y femenino, tanto un cuerpo masculino como un femenino.” Gender Trouble. Feminism and the Subversion of Identity, New York-London 1990, p.6. Aunque este trabajo esté criticado, en algunos círculos extremistas todavía más radicales, por no separarse del todo de la dimensión biológica, puede considerarse como una de las obras claves que presentan la ideología de gender.

17 Cf. Jane FLAX, Thinking Fragments. Psychoanalysis, Feminism and Postmodernism in the Contemporary West, Berkeley 1990, pp.32ss.
18 Cf. Donna HAREWAY, Un Manifiesto Cyborg: Ciencia, Tecnología, y Socialismo-Feminista en el Siglo Veinte Tardío, 1985; Primate Visions: Gender, Race and Nature in the Word of Modern Science, 1989; Simians, Cyborgs, and Women: The Reinvention of Nature, 1991.

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Algunos apoyan la existencia de cuatro, cinco o seis géneros según diversas consideraciones: heterosexual masculino, heterosexual femenino, homosexual, lesbiana, bisexual e indiferenciado. De este modo, la masculinidad y la feminidad –a nivel físico y psíquico– no aparecen en modo alguno como los únicos derivados naturales de la dicotomía sexual biológica. Cualquier actividad sexual resultaría justificable. La “heterosexualidad”, lejos de ser “obligatoria”, no significaría más que uno de los casos posibles de práctica sexual. Ni siquiera tendría porqué ser preferido para la procreación. Y como la identidad genérica (el gender) podría adaptarse indefinidamente a nuevos y diferentes propósitos, correspondería a cada individuo elegir libremente el tipo de género al que le gustaría pertenecer, en las diversas situaciones y etapas de su vida.

Para llegar a una aceptación universal de estas ideas, los promotores del feminismo radical de género intentan conseguir un gradual cambio en la cultura, la llamada “de-construcción” de la sociedad, empezando con la familia y la educación de los hijos.19 Utilizan un lenguaje ambiguo que hace parecer razonables los nuevos presupuestos éticos. La meta consiste en “re-construir” un mundo nuevo y arbitrario que incluye, junto al masculino y al femenino, también otros géneros en el modo de configurar la vida humana y las relaciones interpersonales.

Tales pretensiones han encontrado un ambiente favorable en la antropología individualista del neoliberalismo radical. Se apoyan, por un lado, en diversas teorías marxistas y estructuralistas,20 y por el otro, en los postulados de algunos representantes de la “revolución sexual”, como Wilhelm Reich (1897-1957) y Herbert Marcuse (1898-1979) que invitaban a experimentar todo tipo de situaciones sexuales. También Virginia Woolf (1882-1941), con su obra “Orlando” (1928), puede considerarse un precedente influyente: el protagonista de aquella novela es un joven caballero del siglo XVI, que vive, cambiando de sexo, múltiples aventuras amorosas durante varios cientos de años.

Más directamente aún, se ve el influjo de la ya mencionada francesa Simone de Beauvoir que –sin poder ser plenamente consciente del alcance de sus palabras– anunció ya en 1949 su conocido aforismo: “¡No naces mujer, te hacen mujer!,” 21 más tarde completado por la lógica conclusión: “¡No se nace varón, te hacen varón! Tampoco la condición de varón es una realidad dada desde un principio.”22 Como los protagonistas de la ideología de género sabían estimular convenientemente el morbo del gran público, no es sorprendente que los medios de comunicación pronto comenzaran a informar –con abundantes detalles– sobre los acontecimientos más curiosos. Así, por ejemplo, podíamos enterarnos de que Roberta Close, elegida como “la mujer más guapa de nuestro planeta” en los años ochenta del siglo pasado, ha nacido como Luis Roberto Gambino Moreira, en Brasil.23 Y prácticamente en todo el mundo se conoce el rostro transexual y sintético, que ha conseguido tener el popstar Michael Jackson a través de múltiples intervenciones quirúrgicas. ¡“My body is my art”! (“Mi cuerpo es mi arte”),

19 El feminismo de género ha encontrado favorable acogida en un buen número de importantes instituciones internacionales, entre las que se encuentran algunos organismos de la Organización de las Naciones Unidas. Asimismo, en algunas Universidades se pretende elevar los “Gender Studies” a un nuevo rango científico.
20 Fue Friedrich ENGELS quien sentó las bases de unión entre el marxismo y el feminismo. Cf. su obra The Origin of the Family, Property and the State, New York 1972.

21 Simone de BEAUVOIR, Das andere Geschlecht, cit., p.285.
22 IDEM, Alles in allem, cit., p.455. Los estudios socioculturales de Margaret Mead (1901-1978) también pueden incluirse en este proceso histórico, aunque la validez científica de sus aportaciones fue cuestionada por otros investigadores. Cf. Margaret MEAD, Male and Female. A Study of the Sexes in a Changing Word, New York 1949. Gloria SOLÉ ROMEO, Historia del feminismo. Siglos XIX y XX, Pamplona 1995, pp.50-53.
23 Cf. el reportaje Das schönste Photomodell wird endlich eine Frau en Neue Zürcher Zeitung (17-III-1997), p.28.

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es una de las tesis que utilizan los propagandistas de la ideología de género, considerando al cuerpo como lugar de libre experimentación.

II. Una reflexión crítica sobre la ideología de género

¿Qué pensar sobre estas teorías, cuyas consecuencias se pueden apreciar claramente en múltiples ámbitos de nuestra existencia, por ejemplo, en la política y en la medicina, en la psicología y, de modo especialmente destructivo, en la educación? ¿Puede aceptarse que no exista ninguna naturaleza “dada”, que todo sea expresión de nuestra libre voluntad, y que incluso la biología no sea más que cultura?

Con un mínimo de experiencia y de sentido común, es fácil detectar que esta ideología no puede ser un camino hacia la felicidad. En efecto, reactiva –sin decirlo y, quizás, incluso sin quererlo– la vieja equivocación del maniqueísmo, porque se muestra hostil al cuerpo al que manipula profunda y arbitrariamente. Es evidente que no todo es naturaleza, ni todo es cultura. Pero si el hombre no acepta su corporeidad –con todo lo que implica–, entonces no se acepta a sí mismo y terminará en un desequilibrio emocional, psíquico y espiritual, como veremos a continuación.

1. La necesidad de aceptar la propia corporeidad

Hace algún tiempo, la prensa internacional recordó un terrible experimento médico de los años setenta, que ha fracasado completamente. En aquel entonces, el psiquíatra americano John Money pretendió demostrar la teoría de que el sexo depende más que nada de la forma en que una persona es educada.24 Sus “conejillos” fueron los gemelos Bruce y Brian Reimer. Como Bruce había tenido un accidente después de nacer, el doctor Money aprovechó la ocasión para transformar su cuerpo –a través de una cirugía plástica– en un cuerpo aparentemente femenino. A la vez dijo a los padres que debían criar al bebé como si fuera una nena y mantener todo el episodio en estricto secreto. Bruce pasó a ser Brenda; su hermano Brian sirvió de sujeto control.

Aunque los padres siguieron las instrucciones del médico al pie de la letra, las cosas no marchaban como estaba previsto: a Brenda no le gustaban los vestidos, no era bien aceptada en la escuela, y pronto manifestó “tendencias lesbianas”, a pesar de las hormonas que le obligaron tomar. Cuando tuvo trece años, su padre no vio más remedio que confesarle lo que había ocurrido. Entonces, Brenda decidió someterse a otro proceso quirúrgico y vivir como chico. Se llamó David en adelante; recordó las frecuentes sesiones terapéuticas con Money durante toda su vida como una tortura, que le habían provocado heridas profundas y siempre abiertas. En 2004, se suicidó.25

Se trata de un ejemplo emblemático: la naturaleza reclama sus derechos. En cierto sentido, el hombre es verdaderamente su cuerpo. No se reduce a poseerlo o habitarlo. Existe en el mundo

24 John Money (1921-2006) fue experto en sexología en la Universidad Johns Hopkins de Baltimore (EEUU) y uno de los precedentes más influyentes de la teoría de género.
25 Cf. Volker ZASTROW, Der kleine Unterschied, en Frankfurter Allgemeine Zeitung, no 208 (7-IX-2006), p.8.

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no solamente “a través de su cuerpo” (Merleau-Ponty), sino “siendo su cuerpo” (Congar). Por su constitución intrínseca, es su cuerpo y, a la vez, lo sobrepasa.

En la persona humana, el sexo y el género –el fundamento biológico y la expresión cultural–, ciertamente, no son idénticos, pero tampoco son completamente independientes. Para llegar a establecer una relación correcta entre ambos, conviene considerar previamente el proceso en el que se forma la identidad como varón o mujer. Los especialistas señalan tres aspectos de este proceso que, en el caso normal, se entrelazan armónicamente: el sexo biológico, el sexo psicológico y el sexo social.26

El sexo biológico describe la corporeidad de una persona. Se suelen distinguir diversos factores. El “sexo genético” (o “cromosómico”) –determinado por los cromosomas XX en la mujer, o XY en el varón– se establece en el momento de la fecundación y se traduce en el “sexo gonadal” que es responsable de la actividad hormonal. El “sexo gonadal”, a su vez, influye sobre el “sexo somático” (o “fenotípico”) que determina la estructura de los órganos reproductores internos y externos. Conviene considerar el hecho de que estas bases biológicas intervienen profundamente en todo el organismo, de modo que, por ejemplo, cada célula de un cuerpo femenino es distinta a cada célula de un cuerpo masculino. La ciencia médica indica incluso diferencias estructurales y funcionales entre un cerebro masculino y otro femenino.27

El sexo psicológico se refiere a las vivencias psíquicas de una persona como varón o como mujer. Consiste, en concreto, en la conciencia de pertenecer a un determinado sexo. Esta conciencia se forma, en un primer momento, alrededor de los 2 o 3 años y suele coincidir con el sexo biológico. Puede estar afectada hondamente por la educación y el ambiente en el que se mueve el niño.

El sexo sociológico (o civil) es el sexo asignado a una persona en el momento del nacimiento. Expresa cómo es percibida por las personas a su alrededor. Señala la actuación específica de un varón o de una mujer. En general, se le entiende como el resultado de procesos histórico-culturales. Se refiere a las funciones y roles (y los estereotipos) que en cada sociedad se asignan a los diversos grupos de personas.

Estos tres aspectos no deben entenderse como aislados unos de otros. Por el contrario, se integran en un proceso más amplio que consiste en la formación de la propia identidad. Una persona adquiere progresivamente, durante la infancia y la adolescencia, la conciencia de ser “ella misma”. Descubre su identidad y, dentro de ella, cada vez más hondamente, la dimensión sexual del propio ser. Adquiere gradualmente una identidad sexual (se da cuenta de los factores biopsíquicos del propio sexo, y de la diferencia respecto al otro sexo) y una identidad genérica (descubre los factores psícosociales y culturales del papel que las mujeres o varones desempeñan

26 El sexo biológico suele denominarse simplemente sex, sexo, mientras que el sexo psicológico y social están unidos en el término gender, género.
27 Cf. Dennis D. KELLY: Sexual Differentiation of the Nervous System, en: Principles of Neural Science, ed. por Eric R. KANDEL, James H. SCHWARTZ, Thomas M. JESSELL, 4. ed. (Ed. Appleton and Lange), Norwalk, Connecticut 2000, pp.1131-1149. P. NOPOULOS, M. FLAUM, D. O’LEARY, N.C. ANDREASEN: Sexual dimorphism in the human brain: evaluation of tissue volume, tissue composition and surface anatomy using magnetic resonance imaging, en: Psychiatry Res (2000/2), pp.1-13. H. DAVIDSON, K.R. CAVE, D. SELLNER: Differences in visual attention and task interference between males and females reflect differences in brain laterality, en: Neuropsychologia (2000/4), pp.508-514. N. SADATO, V. IBANEZ, M.P. DEIBER, M. HALLETT: Gender difference in premotor activity during active tactile discrimination, en: Neuroimage (2000/5), pp.532-540. K. KANSAKU, A. YAMAURA, S. KITAZAWA: Sex differences in lateralization revealed in the posterior language areas, en: Cereb Cortex (2000/9), pp.866-872.

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en la sociedad). En un correcto y armónico proceso de integración, ambas dimensiones se corresponden y complementan.

Considerando sin prejuicios los datos fisiológicos y psíquicos, no es difícil admitir que la naturaleza masculina y la femenina se expresan de manera diferente, aunque no hay ni la más mínima duda en que tanto el varón como la mujer tienen el mismo valor, la misma dignidad, y deberían tener las mismas oportunidades para influir en la sociedad en que viven. Sin embargo, la diferencia originaria entre ellos no es ni irrelevante ni adicional, y tampoco es un mero producto social. No es una condición que igualmente podría faltar, y tampoco es una realidad que se pueda limitar sólo al plano corporal. El varón y la mujer se complementan en su correspondiente y específica naturaleza corporal, psíquica y espiritual. Ambos poseen valiosas cualidades que les son propias, y cada uno es, en su propio ámbito, superior al otro.

2. La importancia de aceptar las diferencias sexuales

Afirmar que los sexos se distinguen, no significa discriminación, sino todo lo contrario. Si exigimos la igualdad como condición previa para la justicia cometemos un grave error. La mujer no es un varón de calidad inferior, las diferencias no expresan minusvalía. Antes bien, debemos conseguir la equivalencia de lo diferente. La capacidad de reconocer diferencias es la regla que indica el grado de inteligencia y de cultura de un ser humano. Según un antiguo proverbio chino, “la sabiduría comienza perdonándole al prójimo el ser diferente.” No es una armonía uniforme, sino una tensión sana entre los respectivos polos, la que hace interesante la vida y la enriquece.

Por supuesto, no existe el varón o la mujer por antonomasia, pero sí se diferencian en la distribución de ciertas facultades. Aunque no se pueda constatar ningún rasgo psicológico o espiritual atribuible a uno solo de los sexos, hay características que se presentan con una frecuencia especial y de manera pronunciada en los varones, y otras en las mujeres. Es una tarea sumamente difícil distinguir en este campo. Quizá nunca será posible decidir con exactitud científica lo que es “típicamente masculino” y aquello que es “típicamente femenino”, pues la naturaleza y la cultura, los dos grandes moldeadores, están entrelazadas desde el principio muy estrechamente. Pero el hecho de que varón y mujer experimenten el mundo de forma diferente, solucionen tareas de manera distinta, sientan, planeen y reaccionen de un modo desigual, es algo que cualquiera puede percibir y reconocer, sin necesidad de ninguna ciencia. En lo que sigue veremos resumidamente algunos datos que suelen lanzarse en los debates pertinentes.28

Con frecuencia se alude a la mayor fuerza física que generalmente tienen los varones, mientras que las mujeres poseen más fuerza espiritual, más resistencia interior. Suelen ser capaces de soportar una mayor carga psíquica que sus maridos y sus compañeros de trabajo, resistir mejor situaciones de estrés y disponer de más flexibilidad para la adaptación a situaciones nuevas.29

Parece, además, bastante evidente que, al menos hasta ahora, los varones parecían ser más agresivos que las mujeres. En cambio, esto no significa para nada que el sexo femenino sólo sea

28 Cf. Marta BRANCATISANO, Approccio all’antropologia della differenza, Roma 2004. S.E. RHOADS, Taking sex differences seriously, San Francisco 2004. Doris BISCHOF-KÖHLER, Von Natur aus anders. Die Psychologie der Geschlechtsunterschiede, Stuttgart 32006.
29 Cf. I. ECUYER-DAB; M. ROBERT, Examining the relationship in western men and women, en Journal of Comparative Psychology, no 118 (2004), pp.217-231.

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suave y dulce, sino simplemente que los cauces de la agresividad son diferentes. Las mujeres prefieren discutir verbalmente, empleando cotilleos y chismes, mientras que a los varones les asusta menos la agresión física.30

Las mujeres suelen pensar, sentir y planear de una manera más integral que los varones. Por eso se muestran más seguras psíquicamente, más constantes, capaces de apoyar a las personas que les rodean. A menudo salvan a los demás de vivir desintegrados entre el intelecto y las pasiones.31

Finalmente, casi todo el mundo está de acuerdo en que es más fácil adivinar las intenciones de un varón que las de una mujer. Las mujeres tienden a un comportamiento más complicado que puede ser sumamente oscuro. Por eso a veces se ha hablado del “enigma” o del “misterio” que supone la mujer.32

3. El desafío de aceptar los propios talentos

El varón y la mujer no se distinguen por supuesto a nivel de sus cualidades intelectuales o morales, pero sí en un aspecto mucho más fundamental y ontológico: en la posibilidad de ser padre o madre. Es esta indiscutiblemente la última razón de la diferencia entre los sexos. Sin embargo, no podemos reducir la maternidad al terreno fisiológico. Numerosos pensadores, a lo largo de los tiempos, recuerdan la maternidad espiritual, concepto que tiene muy poca o ninguna relación con lo sumamente suave, lo sentimental y delicado que se ensalza en la literatura ecológica.33

La auténtica maternidad espiritual puede indicar proximidad a las personas, realismo, intuición, sensibilidad frente a las necesidades psíquicas de los demás, y también mucha fuerza interior. Indica, expresándonos con cautela, una capacidad especial de la mujer para mostrar el amor de un modo concreto, un talento especial para reconocer y destacar al individuo dentro de la masa.

Pero sabemos muy bien que no todas las mujeres son suaves y abnegadas. No todas ellas muestran su talento hacia la solidaridad. No es raro que, en determinados casos, un varón tenga más sensibilidad para acoger, para atender que la mayoría de las mujeres. Y puede ser más pacífico que su esposa.

En este sentido, conviene recordar que los valores femeninos son valores humanos. Tenemos que distinguir entre “mujer” y los valores que parecen ser más propios a ella, y “varón” y los valores que parecen ser más propios a él. Es decir, cada persona puede y debe desarrollar

30 Cf. J. ARCHER, Sex differences in aggression in real-world settings: a meta-analytic review, en Review of General Psychology, no 8 (2005/1), pp.291-322. Hoy se puede observar también otra repartición entre los sexos respecto a las posibilidades de ser violentos, diferentes a las de antes. La tendencia feminista actual admite que la mujer pueda tomar la misma iniciativa, y ya hace tiempo que no son una excepción las mujeres violentas. En varios países se fundaron “asociaciones de varones maltratados”.

31 Cf. C. HOPF; M. HARTWIG (eds.), Liebe und Abhängigkeit. Partnerschaftsbeziehungen junger Frauen, Weinheim 2001.
32 Cf. M.L. FISHER, Female intrasexual competition decreases female facial attractiveness, en Science, no 271 (2004), Suppl. 5, pp.283-285.

33 Cf. Alicia PULEO (ed), Del ecofeminismo clásico al deconstructivo: principales corrientes de un pensamiento poco conocido, en Celia Amorós y Ana de Miguel (eds.), Teoría feminista. De la Ilustración a la globalización, Madrid, 2005, pp.121-152.

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también los llamados talentos del sexo opuesto aunque, de ordinario, le puede costar un poco más. Por ejemplo, una mujer madura y realizada, no sólo es tierna y comprensiva; también es fuerte y valiente. Y un varón maduro no sólo es valiente, también es comprensivo y humilde, acogedor.

Por cierto, donde hay un especial talento femenino debe haber también un correspondiente talento masculino. ¿Cuál es la fuerza específica del varón? Éste tiene por naturaleza una mayor distancia respecto a la vida concreta. Se encuentra siempre “fuera” del proceso de la gestación y del nacimiento, y sólo puede tener parte en ellos a través de su mujer. Precisamente esa mayor distancia le puede facilitar una acción más serena para proteger la vida, y asegurar su futuro. Puede conducirle a ser un verdadero padre, no sólo en la dimensión física, sino también en sentido espiritual; a ser un amigo imperturbable, seguro y de confianza. Pero puede llevarle también, por otro lado, a un cierto desinterés por las cosas concretas y cotidianas, lo que, desgraciadamente, se ha favorecido, en épocas pasadas, por una educación unilateral.

Aparte del sexo existen, sin duda, otros muchos factores responsables de la estructura de nuestra personalidad. Cada uno tiene su propia manera irrepetible de ser varón o mujer. En consecuencia, es una tarea importante descubrir la propia individualidad, con sus posibilidades y sus límites, sus puntos fuertes y débiles. Cada persona tiene una misión original en este mundo.34 Está llamada a hacer algo grande de su vida, y sólo lo conseguirá si cumple una tarea previa: vivir en paz con la propia naturaleza.

Jutta Burggraf

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34 Cf. Jutta BURGGRAF, Libertad vivida: con la fuerza de la fe, Madrid 22006.

Sida: eufemismos, manipulaciones y verdadera prevención

Sida: eufemismos, manipulaciones y verdadera prevención

En el día mundial de la prevención de esta enfermedad

ROMA, martes 1 de diciembre de 2009 (ZENIT.org) ¿Es una utopía educar a los jóvenes del siglo XXI en programas de abstinencia y fidelidad como los únicos medios para prevenir la difusión del Sida? ¿Han resultado útiles los programas de educación sexual para reducir el número de contagios en el mundo?

«Creo que programas como ‘Educación para la vida’ y ‘Juventud viva’, que tuvieron sus inicios en Uganda y que ahora se están presentando en África y en otros países del mundo tienen una aproximación positiva», afirma a ZENIT monseñor Robert Vitillo, consejero especial de Caritas Internationalis sobre VIH y Sida.

El prelado se refiere a una campaña que adelantó el ministerio de salud en Uganda, iniciada en 1986 con el nombre de ABC, (abstinencia, fidelidad y condón como última vía) que ha reducido las tasas de contagio del Sida de un 30 a un 5 %.

Pero, ¿cómo pueden resultar atractivos dichos programas a los jóvenes de hoy? «Los presentamos como ‘buena noticia’ –explcia monseñor Vitillo– y no simplemente como una serie de mandamientos negativos o como una alerta para prevenir la infección del VIH».

El prelado indica que se trata, en primer lugar, de que el ser humano reconozca su dignidad para luego «ayudar a las personas a entender el significado especial de la sexualidad que Dios nos ha dado» y después «ayudarlos a desarrollar sus capacidades, a actuar responsablemente y a seguir el mandamiento de Dios de que la actividad sexual debe ser ejercida sólo en el contexto de una relación permanente y fiel en el matrimonio entre un hombre y una mujer».

Preservativo… ¿seguro?

Sin embargo, son otros los «valores» cada vez más presentes en los diferentes programas de educación sexual alrededor del mundo.

El Papa Benedicto XVI el pasado 18 de marzo durante su viaje a África dio a uno de los periodistas la conocida respuesta que luego creó una fuerte polémica mundial sobre el uso del preservativo: «No se puede superar el problema del Sida sólo con eslóganes publicitarios. Si no está el alma, si no se ayuda a los africanos, no se puede solucionar este flagelo sólo distribuyendo profilácticos: al contrario, existe el riesgo de aumentar el problema».

 

 

 

 

¿Tenía razón Benedicto XVI?

El índice de fallos en el preservativo es al menos de un 15.7 % sólo en la prevención del embarazo. «Debido a que una mujer puede concebir sólo unos cuantos días (6 á 8) por mes, y también sabemos, que el índice de deficiencia de los condones debe ser más alto cuando se trata de prevenir una enfermedad que puede ser transmitida los ¡365 días del año!», aseguró en un artículo enviado a ZENIT el médico peruano Raúl Cantella Salaverry, fundador, director y gerente del Centro de Diagnóstico Cantella SAC en la ciudad de Lima.

Entre heterosexuales, señala Cantella, la sección médica de la Universidad de Texas descubrió recientemente que los preservativos sólo resultan efectivos en un 69 % de los casos para la prevención de la transmisión del VIH.

Un estudio de parejas casadas realizado durante un año y medio en las que uno de ellos está infectado, determinó que, 17 % de los compañeros que utilizaban preservativos para protegerse, fueron contagiados.

Según el doctor Cantella, los planes de educación sexual para los jóvenes traen consecuencias muy peligrosas: La primera es convencer a los jóvenes que sí pueden tener relaciones de manera «cien por ciento segura» , la segunda, es ver la iniciación cada vez más temprana de la sexualidad como un comportamiento «que todos lo están haciendo». Por otro lado hacen creer a los jóvenes «que los adultos ‘responsables’ esperan que lo hagan».

Sin embargo la realidad es otra: un estudio realizado por Bayer, MTV y MySpace en una población de 5.000 jóvenes de Argentina, Colombia y México demostraron que dos de cada tres jóvenes encuestados no utiliza ningún sistema de protección frente a un embarazo no deseado o a las posibles enfermedades de transmisión sexual.

«En lugar de educar en la responsabilidad hemos estimulado un comportamiento sexual que convierte a los jóvenes en las principales víctimas. Cientos de miles de mujeres adolescentes han visto sus vidas y sueños destruidos por la ligereza con la que este tema ha sido manejado desde hace décadas» dijo Miguel Gómez Martínez, en su columna «Así no el guste» publicada en el diario El Espectador de Bogotá – Colombia el pasado 26 de septiembre.

 

 

 

 

 

 

 

Prevención realmente segura

En las ya famosas declaraciones del 18 de marzo pasado durante el viaje a África, el Papa propuso la «humanización de la sexualidad», la cual se define como «una renovación espiritual y humana que lleve consigo un nuevo modo de comportarse el uno con el otro, y segundo, una verdadera amistad también y sobre todo con los que sufren».

Para llevar a cabo dicha propuesta, Raul Cantella indica a ZENIT que «el mejor profesor de educación sexual para los hijos varones es un padre responsable, y la mejor profesora de educación sexual para las hijas mujeres es una madre responsable».

No obstante, los jóvenes, no pocas veces han sido estigmatizados como sordos y ciegos frente a estas iniciativas. Hay ejemplos que demuestran lo contrario. Hace algunos años, en Lexington, Kentucky, en Estados Unidos, un antiguo convicto llamado Harold Morris fue a hablarle a un grupo de jóvenes sobre el valor de la abstinencia.

El foro tenía asientos para 18.000 personas pero había 26.000 adolescentes. Es sólo un ejemplo de varios programas que se desarrollan allí como Opciones (Choices) en California y Respeto por el Sexo (Sex Respect); Yo, Mi Mundo, Mi Futuro (Me, My World, My Future); Razones Razonables para Esperar (Reasonable Reasons to Wait); Sexo, Amor y Opciones (Sex, Love & Choices).

Monseñor Vitillo asegura que estos programas «alientan a los jóvenes a apoyarse los unos a los otros en las actividades de cambios de comportamiento que son positivas, basadas en los valores católicos y que los ayudan a prepararse para sus futuros matrimonios».

Por Carmen Elena Villa

 

Crucifijos en las escuelas públicas

Sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos

El crucifijo puede estar en la escuela pública

Las escuelas públicas italianas pueden seguir exhibiendo el crucifijo en las aulas, sin menoscabo de la libertad religiosa y de pensamiento de los no cristianos, ni de la neutralidad del Estado en materia de religión y creencias. Tal es el juicio definitivo e inapelable del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), con sede en Estrasburgo, competente en los casos relativos al Convenio Europeo de Derechos Humanos, del que son signatarios los países miembros del Consejo de Europa.

Firmado por Rafael Serrano 
Fecha: 21 Marzo 2011

La sentencia (1), hecha pública el 18 de marzo, contiene argumentos importantes que delimitan las exigencias de la laicidad, que no equivale a laicismo. Pues el secularismo es una de las convicciones posibles de los ciudadanos, entre las que el Estado debe mostrarse neutral para proteger la libertad de creencia. Así, la presencia de símbolos religiosos en una escuela pública puede o no ser conforme con la libertad ideológica de los alumnos y sus padres, según las circunstancias. Los Estados tienen en esto un margen de apreciación. Italia puede mantener la obligatoriedad del crucifijo en las aulas, que es también la norma en Austria y en unas pocas regiones europeas. Precisamente en Austria se dictó poco antes una sentencia del Tribunal Constitucional favorable al crucifijo.

El caso (Lautsi y otros contra Italia), tiene origen en la demanda de Soile Lautsi, una madre atea que protestó contra la presencia del crucifijo en las clases de sus hijos de 14 y 12 años, alumnos de un centro público de Abano Terme, cerca de Padua. Su demanda fue rehusada por el consejo escolar y por la justicia italiana (cfr. Aceprensa, 8-03-2006). Entonces apeló al TEDH, que le dio la razón en primera instancia (cfr. Aceprensa, 9-11-2009 y artículos relacionados). El gobierno italiano recurrió el fallo, y la Gran Sala del TEDH lo ha revocado.

Dos derechos fundamentales

Primero es necesario precisar, como hacen los mismos jueces, que la sentencia se refiere solo a la presencia del crucifijo en las escuelas públicas, no en otros lugares. Se trata de ver si eso es compatible con el art. 2 del Procolo Adicional 1.º al Convenio Europeo de Derechos Humanos y con el art. 9 del Convenio mismo (2).

En Italia, el crucifijo en las escuelas públicas no supone adoctrinamiento, pues no está asociado a ninguna enseñanza obligatoria sobre cristianismo y el ambiente escolar está abierto también a otras religiones

El primer precepto se refiere al derecho a la educación, y señala: “El Estado, en el ejercicio de las funciones que asuma en el campo de la educación y la enseñanza, respetará el derecho de los padres a asegurar esta educación y esta enseñanza conforme a sus convicciones religiosas y filosóficas”. El otro artículo reconoce la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión, con el correspondiente derecho de las personas a manifestar su fe y sus convicciones en público y en privado, sin más límites que la seguridad, la moral pública o el respeto a los derechos de otros.

En segundo lugar, la sentencia afirma que el secularismo o el ateísmo, como el de la demandante, puede perfectamente tener la “fuerza, seriedad, coherencia e importancia” necesarias para ser considerado una convicción protegida por esos artículos.

Hay margen para decidir

Con estos preliminares, los jueces comienzan su razonamiento señalando que el crucifijo es ante todo un símbolo religioso. El gobierno italiano había alegado que el crucifijo expresa además valores civiles según la tradición cultural y religiosa del país; pero eso no es decisivo, a juicio del Tribunal.

Ahora bien, dice la sentencia, “no se han presentado pruebas al Tribunal de que la exhibición de un símbolo religioso en las paredes de las aulas tenga influencia en los alumnos, y por tanto no se puede concluir razonablemente si tiene o no efecto en personas jóvenes cuyas convicciones están aún en formación”. Con todo, es comprensible que la demandante viera en el crucifijo una falta de respeto a su derecho a asegurar la educación de sus hijos según las convicciones filosóficas de ella. Sin embargo, “la percepción subjetiva de la demandante no basta por sí misma para establecer una violación del art. 2 del Protocolo 1.º”.

Los Estados deben compaginar el desempeño de sus funciones en educación con el derecho de los padres a asegurar que sus hijos reciben enseñanza conforme a sus convicciones religiosas o filosóficas. El modo de conciliar una y otra cosa cae dentro del margen de discrecionalidad que tienen los Estados, y ahí se incluye el espacio que se concede a la religión. El límite de ese margen es que las opciones que se tomen “no lleven a una forma de adoctrinamiento”.

El crucifijo en las aulas públicas es, en principio, uno de los asuntos sobre los que las autoridades pueden decidir, y de hecho en Europa no hay unanimidad al respecto. La mayoría de los países o regiones no tienen norma expresa al respecto; en la Macedonia ex yugoslava, Francia y Georgia, los símbolos religiosos están prohibidos; Italia, Austria, algunos Länder alemanes y algunos cantones suizos mandan que esté puesto el crucifijo. ¿Es compatible este último caso con los derechos fundamentales?

Ausencia de adoctrinamiento

Desde luego, al prescribir el crucifijo, Italia otorga a la religión mayoritaria del país una “visibilidad preponderante” en el ambiente escolar. Pero esto no supone por sí solo que haya adoctrinamiento. En dos sentencias anteriores, el TEDH admitió que se dé lugar preferente a la fe mayoritaria en los programas de asignaturas sobre ética, filosofía y religión: concretamente, al cristianismo en Noruega (caso Folgerø) y al islam en Turquía (caso Zengin).

Sobre todo, la ausencia de adoctrinamiento se prueba por otros hechos. Primero, “un crucifijo en la pared es un símbolo esencialmente pasivo, y esto es importante a juicio del Tribunal, en particular con respecto al principio de neutralidad (…). No se le puede atribuir una influencia en los alumnos comparable al discurso didáctico o a la participación en actividades religiosas”.

Segundo, la influencia del crucifijo se debe valorar en su contexto, a la luz de otras circunstancias. En Italia, el crucifijo no está asociado a ninguna enseñanza obligatoria sobre cristianismo, y el ambiente escolar está también abierto a otras religiones. Por ejemplo, no está prohibido el llamado velo islámico, se exime a los alumnos judíos de obligaciones escolares en sábado, es normal celebrar el principio y el fin del Ramadán en las escuelas donde hay alumnos musulmanes, se procura acomodo a las prácticas –como normas sobre alimentos–, se organizan clases de religión voluntarias para los distintos credos. Así, dice el fallo, “nada indica que las autoridades sean intolerantes con alumnos creyentes de otras religiones, no creyentes o con convicciones filosóficas no religiosas”.

Tercero, “los demandantes [la madre y sus dos hijos] no han alegado que la presencia del crucifijo en las aulas haya favorecido la aparición de prácticas docentes con tendencia proselitista, ni que [los hijos] hayan oído nunca una alusión tendenciosa a tal presencia por parte de un profesor”.

Finalmente, el Tribunal señala que Lautsi “conservaba plenamente su derecho como madre a ilustrar y aconsejar a sus hijos, a ejercer con ellos sus funciones naturales de educadora y a guiarles por una vía acorde con sus propias convicciones filosóficas”.

 

La neutralidad no es una pared vacía

Cabe deducir de la sentencia que en otras circunstancias no sería admisible la presencia del crucifijo en las aulas públicas, por ejemplo si se impusiera en un lugar donde ese símbolo tiene poca tradición, pues supondría una preferencia forzada por el cristianismo. Donde el crucifijo es tradicional, no merecería reparo salvo que fuera asociado a enseñanzas confesionales obligatorias, aunque en tal caso estas, no el crucifijo, serían lo que violara la libertad de pensamiento y religión.

Por eso, la sentencia del TEDH señala que excluir de las escuelas públicas los símbolos religiosos no es la única fórmula compatible con la laicidad. Aunque el fallo no lo dice así, la práctica italiana es muestra de una neutralidad estatal que protege la libertad religiosa y de pensamiento precisamente permitiendo la presencia de distintos credos en el espacio público. No es evidente que prohibir la manifestación de todos sirva mejor a la aconfesionalidad del Estado o a la libertad de creencias de las personas.

____________________

(1) Ver texto de la sentencia (PDF): francés / inglés.
(2) Cfr. texto en español del Convenio y sus protocolos (PDF).

 

Dejar de ser homosexual

El psicoterapeuta estadounidense y experto en terapia para personas con atracción hacia el mismo sexo, con 23 años de experiencia en este campo, Richard Cohen, explicó que las personas no nacen así y por

ACIPRENSA

Se puede dejar de ser gay porque no se nace así, afirma experto psicoterapeuta

tanto es posible que los homosexuales dejen de serlo.

En una amplia entrevista concedida a ACI Prensa el 1 de febrero, Cohen cuenta, entre otras cosas, su testimonio personal como exgay, lo que dice la ciencia sobre la homosexualidad y cómo ha ayudado a muchísimas personas a salir de ella.

Relata además que ahora vive felizmente casado, es padre de 3 hijos, no reprime su sexualidad y no se considera «homófobo» ni «antigay»; pues ama y tiene una especial empatía para con los homosexuales. Cuenta asimismo que ha escrito otro libro sobre este complejo tema.

El experto también responde a las críticas del lobby homosexual que lo ha atacado, especialmente en España, presionando para retirar su libro «Comprender y sanar la homosexualidad» (2004), que sin embargo generó un aumento en la demanda y que Cohen visite ese país del 7 al 10 de febrero, invitado por la editorial Libroslibres.com, que ha reeditado el texto con un tiraje de 7 mil ejemplares.

A continuación ACI Prensa presenta la entrevista completa con Richard Cohen:

ACI Prensa: ¿Cómo explica el éxito de su libro?

Cohen: no soy solo un psicoterapeuta profesional, también soy un exhomosexual y comprendo cómo se sienten

Quiero dejar de ser homosexual

Joseph Nicolosi

las personas que experimentan la atracción hacia el mismo sexo no deseada. Mi libro no es solo teoría, es real, ¡y funciona! Si alguien quiere dejar de ser homosexual para ser heterosexual, es posible. Yo lo hice y he ayudado a miles a hacer lo mismo. Las personas pueden visitar nuestro sitio web www.ComingOutLoved.com (Saliendo amados).

ACI Prensa: una de las cosas de las que lo acusa el lobby LGBT (gay) es que usted dice que la homosexualidad es algo que puede curarse. ¿Cómo explica esto?

Cohen: sigo a la ciencia. Sigo la verdad sin importar adonde lleve. Según la American Psychological Association, esencialmente las personas no nacen con atracción hacia el mismo sexo:

«Pese a que se ha hecho mucha investigación sobre las posibles influencias genéticas, hormonales, sociales, culturales y del desarrollo en la orientación sexual, no se ha encontrado datos que permitan a los científicos afirmar que la orientación sexual esté determinada por un factor o varios factores en particular. Muchos creen que la naturaleza y la alimentación cumplen roles complejos, muchas personas experimentan casi nada o nada del sentido de elección sobre su orientación sexual» American Psychological Association © 2008 http://www.apa.org/topics/sexuality/orientation.aspx (página 4).

Más de 80 años de literatura científica ha demostrado que hay muchas razones predecibles por las cuales las personas experimentan sentimientos homosexuales. Lo sé por mi propia vida y las vidas de los cientos con los que he trabajado como terapeuta, y con los miles que he visto en nuestros seminarios de sanación y las clases por teleconferencia.

ACI Prensa: si la homosexualidad es algo que se puede curar, ¿por qué no hay suficientes médicos que se dediquen y por qué esto no es muy difundido?

Cohen: los activistas homosexuales han trabajado duro para evitar que las profesiones médicas y de la salud mental ofrezcan ayuda a quienes experimentan la atracción hacia el mismo sexo no deseada. La razón por la que lo han hecho es porque los homosexuales experimentan mucho prejuicio.

Todo lo que quieren es ser amados y aceptados. Por lo tanto, desarrollaron una teoría innata e inmutable: se nace gay y no se puede cambiar. Pero eso es científicamente impreciso.

Que yo diga que alguien puede cambiar de homosexual a heterosexual amenaza a las lesbianas, los gays, los bisexuales y los transgéneros, hombres y mujeres. Entiendo su dolor porque experimenté la discriminación y el prejuicio cuando viví como gay.

Amo tanto y tengo mucha empatía por todos los homosexuales hombres y mujeres, los que viven una vida gay, y aquellos que buscan el cambio para vivir una vida heterosexual.

Somos libres para decidir la vida que queremos vivir. Respetémonos mutuamente en el espíritu del amor y la verdad. Este es asunto de derechos humanos, autodeterminación y libre expresión.

ACI Prensa: con su pasado tiene una perspectiva más profunda de la realidad de los homosexuales. Con esto en mente, ¿contra qué cosa cree que es más difícil luchar en la terapia en cuanto al estilo de vida gay?

Cohen: en mis 23 años de consejería con personas que experimentan sentimientos homosexuales no deseados, he encontrado cuatro tipos de personas:

1) Los jóvenes que tienen una lucha interna o están confundidos por su sexualidad.

2) Los hombres y mujeres que vivieron el estilo de vida gay, tratando de encontrar al señor o a la señora «indicada» y

no lo lograron.

3) Hombres y mujeres casados que aman a sus esposos pero están atraídos al mismo sexo; y

4) Los que creen que la conducta homosexual es incompatible con sus creencias espirituales/religiosas. La cuarta categoría puede relacionarse a cualquiera de las otras tres.

Ya que viví como gay y luché contra los sentimientos homosexuales no deseados por muchos años, puedo ver la relación con cualquiera de estas personas. Entiendo lo que genera sentimientos homosexuales, entiendo las causas que llevan a alguien a tener atracción hacia el mismo sexo.

Por lo tanto, tengo mucho éxito ayudando a hombres, mujeres y adolescentes a resolver sus conflictos interiores y cumplir sus sueños (heterosexuales).

ACI Prensa: algunas personas creen que usted solo reprime su homosexualidad. ¿Qué les diría?

Cohen: esta pregunta me parece muy graciosa y me la hacen frecuentemente. ¡No saben lo que se siente estar en mi pellejo! Cuando curé las causas que originaron mi atracción hacia el mismo sexo, mis sentimientos homosexuales se disiparon, verdaderamente dejaron mi fisiología y mi psicología.

Hoy en día soy un hombre heterosexual pleno, casado casi por 20 años con mi hermosa esposa con la que tengo tres hijos maravillosos. Estoy viviendo el sueño. Es fantástico y amo mi vida.

ACI Prensa: usted ha dicho que siempre hay una historia dolorosa detrás de una persona homosexual ¿A qué se debe eso?

Cohen: enfrentémoslo, todos tenemos nuestros problemas, homosexuales y heterosexuales por igual. Nadie

vive sin problemas. Tendemos a mirar a los homosexuales y a señalarlos. ¡Pero cuando lo hacemos, tres o cuatro dedos se levantan hacia nosotros!

Necesitamos amar a todos los hombres y mujeres homosexuales, escuchar sus historias y convertirnos en agentes de amor verdadero para ellos. El cambio es el resultado de la sanación y el amor. El amor es la gran medicina para curar el dolor.

ACI Prensa: ¿cuál sería su mensaje personal para las personas homosexuales?

Cohen: sé como se sienten. Los amo. Viví la vida gay por muchos años. Elegí un camino diferente para buscar el cambio y ser heterosexual. Respetémonos mutuamente. Abracémonos y optemos por el amor.

ACI Prensa: ¿Qué va a hacer en España y por qué España?

Cohen: muchos editores no tienen las agallas para publicar un libro como «Comprender y Sanar la Homosexualidad». Estoy muy agradecido a Libros Libres por llevarme a España para compartir la verdad sobre la homosexualidad: si alguien verdaderamente quiere cambiar de gay a heterosexual, de homosexual a heterosexual; puede hacerlo.

Además, no somos ni antigay ni homofóbicos. De hecho, siempre defenderé los derechos de mis hermanos y hermanas gays, lesbianas, bisexuales y transgéneros.

ACI Prensa: ¿Va a algún otro país, cuáles y para qué?

Cohen: acabo de terminar un programa de capacitación en consejería en Ciudad de México. Hemos capacitado a 30 terapeutas de México, Venezuela y Colombia para ayudar a quienes experimentan la atracción hacia el mismo sexo no deseada y sus familiares. Son muchos los padres, hermanos y amigos que no saben cómo amar y ayudar a sus familiares y

amigos homosexuales.

He escrito otro libro que detalla 12 principios para ayudar a los homosexuales y sus familiares que se titula Gay Children, Straight Parents (Hijos gays, padres heterosexuales).

Mi corazón desea entrenar terapeutas en todo el mundo que quieran ayudar a hombres y mujeres que experimentan la atracción hacia el mismo sexo no deseada, así como a sus familiares y amigos. Estoy muy emocionado por ir a España. La considero una cultura hermosa y excepcional. ¡Nos vemos pronto por allá!

Comprender y sanar la homosexualidad

Richard Cohen, autor de Comprender y sanar la homosexualidad:

Detrás de cada persona con atracción homosexual hay un niño herido, una persona que sufre; lo que esperan de nosotros es comprensión y aceptación, no que los juzguemos ni que nos alejemos de ellos. Éstas son las bases del libro Comprender y sanar la homosexualidad (ed. LibrosLibres), que ya ha alcanzado su 10a edición.

Su autor, el norteamericano Richard Cohen, conoce por su propia experiencia el sufrimiento de la homosexualidad, así como la liberación que supone el recorrido hacia un comportamiento heterosexual. Hoy,

Alfa y Omega

«Ellos nos necesitan»

está casado y es padre de tres hijos, y lleva décadas ayudando a cientos de personas y a sus familias a solucionar un problema que tiene salida

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo

En los testimonios que recoge en su libro siempre hay un niño que sufre. ¿Es una pauta que se repite en todas las personas con tendencia homosexual?

Absolutamente. La homosexualidad comprende dos elementos: dolor y heridas en el corazón, que no han sido curados ni resueltos; y una necesidad de afecto y de amor, que no ha sido satisfecha. Nadie nace con esta inclinación, por naturaleza.

Pero hay quien defiende que la conducta homosexual es natural…

No es nada natural, como tampoco lo es que un hombre consuma pornografía, o que mantenga relaciones sexuales con muchas mujeres, o que una mujer mantenga relaciones sexuales con muchos hombres, o que personas casadas tengan relaciones fuera de su matrimonio. Todos tienen herido el corazón, pero su dolor y sus carencias se manifiestan de forma distinta. No es natural este tipo de

Quiero dejar de ser homosexual

Joseph Nicolosi

conductas. Por debajo de ellas siempre encuentras dolor y una insatisfecha necesidad de amor. Buscan sexo para satisfacer esa necesidad. Pero ese vacío no se llena con sexo.

¿Entonces qué cura esas heridas?

El sexo no cura ni a los homosexuales ni a los heterosexuales. La necesidad de afecto y de amor que todos tenemos es la misma necesidad de amor que tiene un niño. Dentro de un homosexual hay un niño herido, que necesita ser amado. Todos necesitamos amor auténtico, amor de verdad.

¿Cómo ha influido la revolución sexual en la aceptación social de las conductas homosexuales?

Yo viví los años 60. Los homosexuales querían ser libres, aceptados y amados. Ninguno de los lugares en los que debían haber encontrado la solución a sus problemas –la Iglesia, el sistema educativo, las instituciones sociales y, por supuesto, la familia– logró mostrarles el amor que necesitaban, sino que los juzgaron y los rechazaron. El movimiento homosexual es, en realidad, el resultado del fracaso, en este ámbito, de estas instituciones. Hoy comprobamos que la revolución sexual, después de tantos años, ha fallado. Hay que buscar un nuevo modelo. Si siguen las reivindicaciones acerca del matrimonio homosexual, de la posibilidad de adopción por parejas gay…, nada va a funcionar realmente. Conseguirán lo que quieren, pero no lo que realmente necesitan.

¿Cree que la sociedad entiende bien el problema y el dolor de las personas con tendencia homosexual?

Sentirse amenazado por la homosexualidad es una reacción biológica: Dios ha puesto en nosotros ese instinto de protegerme a mí y a mi familia. Sin embargo, uno debe acercarse e intentar aprender de esas personas. Ellos sufrieron mucho en su infancia y adolescencia. Hablo de conocernos y comprendernos, para luego poder querernos.

Entonces no hay que juzgar…

Nosotros mismos somos la solución al problema homosexual. Ellos necesitan que les enseñemos el amor tal como es de verdad. Hay que intentar ser amigos, hermanos y padres de estos hombres y mujeres que están tan necesitados de nosotros. No estoy diciendo que haya que aprobar su conducta, sino que debemos intentar mostrarles el verdadero amor. Cristo se encontró con la samaritana en el pozo, se dirigió a ella y habló con ella, algo que se suponía no debía hacer. Probablemente, la samaritana era una prostituta, pero Cristo no se lo echó en cara, no la insultó, no le llamó la atención por vivir en pecado, ni nada de eso. Él vio la persona herida que había en su interior, y le mostró un amor increíble. No la juzgó, en absoluto. Y todo su comportamiento inapropiado lo cubrió de amor. Nosotros debemos ser la imagen de Jesucristo para los demás; debemos querer a los demás como Él lo hace. Si no, esa aceptación la buscarán en el mundo gay.

¿Qué podemos hacer?

Conozco una familia con dos hijas lesbianas. Cuando el padre se enteró, les recriminó que era algo horrible, que se iban a condenar, etc. Al cabo de un tiempo, el padre y la madre vinieron a solicitar mi ayuda. Y yo le dije al padre: Necesitas arrepentirte y pedir perdón a tus hijas; ponte de rodillas y pídeles perdón por todas esas cosas tan horribles que les dijiste. Y luego le pedí que invitara a sus hijas y a todas sus amigas lesbianas a cenar a casa, y que les diera un auténtico banquete. Imagina la escena: al padre le encanta el vino, y sirvió su mejor vino a todas y cada una de sus invitadas lesbianas. Cuando volvimos a hablar, me dijo: Nunca en mi vida me he sentido tan cerca de cómo se sentía Jesús. Y reconocía: He podido sentir el amor que Dios tiene por cada una de estas chicas. Después, los padres siguieron mi programa de terapia, sobre todo la madre, para poder llegar al dolor interior de sus hijas. Hoy, ambas están casadas, y cada una tiene dos hijos.

Aborto: del feminismo radical a la “solución final”

Aborto: del feminismo radical a la “solución final”, por M. A. Ortega

Publicado por

http://blogs.hazteoir.org/opinion/2009/03/23/aborto-del-feminismo-radical-a-la-%e2%80%9csolucion-final%e2%80%9d-por-m-a-ortega/

23 Marzo 2009

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“La igualdad feminista radical significa no simplemente igualdad bajo la ley, sino mas bien que las mujeres no tengan que dar a luz. La destrucción de la familia biológica permitirá la emergencia de mujeres y hombres nuevos, diferentes de cuantos han existido anteriormente”

Alison Jagger

«Political philosophies of woman`s liberation». 1977

 

Emanciparse de la esclavitud de la maternidad es un pilar básico del pensamiento feminista más radical, sin el cual no se entiende la revolución que el feminismo socialista está imponiendo en España a golpe de Decreto y propaganda. Si bien es cierto que para una gran mayoría de la sociedad española resulta inconcebible, por irracional, que una adolescente de dieciséis años pudiera abortar sin permiso paterno (mientras que no puede tomar una cerveza o ponerse un piercing sin el citado consentimiento), es igual de evidente que esta aberración abortista radical está asumida por el feminismo socialista desde Simone de Beauvior. Según la compañera sentimental del filósofo que concebía la vida como náusea y pasión inútil “el feto es un invasor extraño que le roba a la mujer su individualidad frente al considerado por los médicos como una entidad sagrada para definir la identidad de la mujer. La lucha de la mujer será, por tanto, la lucha entre los intereses de la especie y los de la mujer individual” (Simone de Beauvior. El segundo sexo. Citado en La Revolución silenciosa. Libroslibres. Jesús Trillo Figueroa).

 

El 14 de marzo de 2004 el Partido Socialista Obrero Español gana las Elecciones Generales y España se constituye en el único país de Occidente donde el feminismo radical alcanza la cumbre del Poder Ejecutivo aliado con el socialismo de corte posmoderno. El cambio es cualitativo pero la batalla ideológica se venía gestando desde, al menos, las dos últimas décadas. Celia Amorós y Amelia Valcárcel hacen un verdadero trabajo de “orfebrería ideológica” en el ámbito universitario. El fruto maduro de esta tarea (nunca improvisada) es un caldo de cultivo de pensamiento generalizado que se va empapando de una ideología de género que pasa desapercibida para la mayoría de la sociedad. Foucauld ya había concebido un arma desconocida hasta entonces: la manipulación del lenguaje era la antesala del dominio generalizado de las conciencias. Una dictadura perfecta digna del 1984 orwelliano.

 

¿Qué tiene que ver el aborto en esta reflexión y por qué incluir la misma en el apartado de “Ciencia con Conciencia” de nuestro blog? Creo que esta ley del aborto, made in Spain, ya se ha extralimitado claramente de la reflexión científica y filosófica. La prueba es que hubiera sido el Ministerio de Sanidad el que habría liderado este proyecto antinatalista y eugenésico. Pero lo cierto es que ha sido el Ministerio de Igualdad el que formalmente ha capitaneado este engendro de verdadera ingeniería social. ¿Por qué? Los defensores de este proyecto totalitario no están por la labor de rebatir argumentos científicos o filosóficos (“cuestiones religiosas” las denomina la ministra Aído) porque para ellos es una cuestión puramente ideológica.

 

Gádor Joya, la coordinadora de Derecho a Vivir, se preguntaba esta semana cómo era posible que la “Comisión de estudio” del Proyecto de Ley no citara en el Congreso a alguno de los muchos científicos españoles que están bien dispuestos a dar buenas razones sobre la evidencia de que el embrión y el feto humano son, sin ningún género de dudas, vida humana y, además, constituyen un verdadero individuo humano.

 

            El radicalismo feminista y la ideología de género constituyen la matriz de pensamiento omnicomprensivo y cerrado en virtud del cual se “entiende” el último por qué de este magno Proyecto Totalitario y Exterminador de seres humanos. No hay lugar a la posibilidad de debate ni espacio para la reflexión. Pareciera que no solamente se hubiera decretado, de forma interesada,  la muerte de Montesquieu sino que la Razón Ilustrada también se hayara en trance de ser inmolada para mayor gloria de la utopía que traerá, indudablemente, la definitiva felicidad a todos y todas los ciudadanos y ciudadanas. El feminismo radical que surge a partir del 68 es “opción política que con el tiempo ha evolucionado hasta convertirse en una ideología política cerrada y con aspiraciones totalitarias”, según Jesús Trillo Figueroa.

 

Una última reflexión: existe otro ámbito de la Administración Pública que realiza una labor insustituible y fundamental para los intereses de este nihilismo posmoderno “seducido por la muerte”. Me refiero al Ministerio de Educación dirigido por la Sra. Cabrera. El gravísimo problema suscitado con la imposición intolerable de Educación para la Ciudadanía y la consiguiente respuesta heroica de los padres objetores se enmarca perfectamente en toda esta deriva totalitaria. Es condición sine qua non para el éxito del Proyecto socialista que las próximas generaciones conciban el aborto como la “interrupción voluntaria del embarazo” a la que toda mujer tiene derecho en virtud de un supuesto “derecho reproductivo”. No lo olvidemos: aquí ya no “pintan” nada ni el varón, ni el médico, ni la familia ni el resto de la sociedad. Es una elección absolutamente libre de la mujer contra ese feto que, recordémoslo, es “el invasor extraño que le roba a la mujer su individualidad”.

 

MIGUEL ÁNGEL ORTEGA.

PROFESIONALES POR LA ÉTICA-MADRID

 

Abusos sexuales

Psicología y abusos sexuales por parte del Clero
Entrevista con Gerard van den Aardweg

HAARLEM, jueves 29 de abril de 2010 (ZENIT.org).- El comportamiento pedófilo – como en el caso de abusos sexuales de niños por parte del clero – no se puede equiparar con la homosexualidad, pero la investigación revela que ambos tampoco están desconectados, dice un psicoterapeuta católico.

Gerard van den Aardweg ha trabajado como terapeuta durante casi 50 años en su patria, Holanda, especializándose en casos de homosexualidad y de problemas conyugales. Ha enseñado en todo el mundo, y ha escrito mucho sobre la homosexualidad y la pedofilia, así como la relación de estos temas con otros temas: la atracción homoerótica en el sacerdocio, la «Humanae Vitae», y los efectos de la paternidad homosexual.

Los libros publicados por él incluyen: Battle for Normality: Self-Therapy of Homosexuality y On the Origins and Treatment of Homosexuality.

Van den Aardweg ha sido miembro del Comité Científico Asesor de la Asociación Nacional para la Investigación y Terapia de la Homosexualidad, desde que la organización fue fundada en 1992. Es también el editor europeo de la revista Empirical Journal of Same-Sex Sexual Behavior.

En esta entrevista concedida a ZENIT, habla de las formas en que los medios de comunicación pueden estar distorsionando los hechos sobre el abuso sexual de menores y los datos empíricos acerca de la pedofilia y la homosexualidad.

La segunda parte de esta entrevista se publicará en el servicio de mañana viernes.

-Las noticias recientes en Europa se han centrado en los casos de abuso sexual de menores por sacerdotes. En su opinión como psicólogo, ¿por qué ha habido un brote semejante en el sacerdocio?

Van den Aardweg: La idea de un más o menos reciente brote de abusos sexuales de menores por parte de sacerdotes pueden ser sugeridos por los medios de comunicación, pero no hay que tragárselo.

El brote real del que somos testigos está en la atención de los medios sobre el tema. No debemos confiar en los medios de comunicación en esta materia, sobre todo en los periódicos y en los canales de televisión de tendencia izquierdista y liberal, porque explotan estos escándalos para su propia agenda.

Sin duda, el escandaloso de abusos sexuales de menores por parte de sacerdotes y religiosos se produjo, en el pasado, con demasiada frecuencia, y más de lo que muchos han pensado o creído, y todavía ocurre. Sin embargo, la situación mejora claramente, y el pico de los abusos se sitúa aproximadamente entre 1965 y 1990, es decir, hace 20 años.

Eso no es sorprendente, porque la revolución sexual en el mundo secular no se detuvo en la puerta de la Iglesia. Sin embargo, eso no quiere decir que ese comportamiento fuese típico de los sacerdotes y frailes, o que ocurrieron con mayor frecuencia en las parroquias y en los institutos educativos católicos que en otros lugares.

Sin ninguna intención de comprobar su validez, las acusaciones, maduras o no, se emiten indistintamente, como si fuesen verdad probada, en un tono agresivo de “justa indignación”, a menudo comentadas de una manera hostil a la Iglesia. Día tras día se recalca el mismo mensaje.

Parece un condicionamiento pavloviano de la opinión pública: La asociación entre «sacerdote católico» y «abusador de niños» se refuerza en la mente del lector o del oyente, e implícitamente, también, la asociación entre la “doctrina moral católica sobre la sexualidad» y la «hipocresía».

-¿Hasta qué punto es fiable la información divulgada por los medios de comunicación en la actualidad sobre el abuso de menores en la Iglesia?

Van den Aardweg: La verdad se encuentra en el medio.

Es cierto que muchos casos graves fueron minimizados o encubiertos en el pasado.

Por otra parte, el cuadro negro actual de los medios de comunicación está bastante exagerado, una parte de las acusaciones tiene más carácter de rumores que de hechos concretos; en Holanda se hacen acusaciones sobre acontecimientos que habrían sucedido hace más de medio siglo – ¿la mayoría de la gente esperaría todo ese tiempo si hubiese sufrido una injusticia grave?

Y no se hace distinción entre los actos abusos graves, como los de sacerdotes o religiosos que coaccionaron física o psicológicamente a un niño vulnerable en una relación sexual durante un periodo largo de tiempo, lo que a menudo tiene profundos efectos en la víctima, y un contacto ocasional o un intento que no deja esos rastros.

Como ejemplo de esta última categoría, un sacerdote muy popular que enseñaba en una escuela secundaria trató de imponerse sexualmente en varias ocasiones a una serie de adolescentes, pero simplemente no lo tomaron en serio, algunos incluso le dieron una palmada en la cara cuando él llegó a ser demasiado molesto, y era objeto de bromas.

En un estudio británico con jóvenes adolescentes, el 35% de ellos dijo que había sido solicitado por un adulto homosexual (miembro de la familia, profesor, líder juvenil, etc) y que sólo el 2% de ellos había accedido.

Este es también un aspecto del problema. El comportamiento del maestro-sacerdote que acabo de mencionar, por supuesto, fue muy reprochable, pero no puede ser igualado con el de un sacerdote o religioso en un internado que hace el papel de padre cariñoso con un niño solo de un hogar destruido, y que luego abusa de su posición de poder para hacer que su afecto dependa de que el muchacho realice sus sucios deseos.

En Holanda, uno o dos internados tenía mala fama en este sentido, es evidente que algunos miembros del personal influyentes no eran buenos (y tendían a atraer a otros de su calaña), pero en muchos – probablemente la mayor parte – de los demás, las molestias sexuales fueron la excepción.

-Usted menciona la relación entre las personas con tendencias homosexuales y las personas que abusan de los niños. Algunos líderes de la Iglesia han sido criticados por hacer una conexión entre los dos grupos y otros han salido con declaraciones públicas acerca de que ambos están completamente separados y sin relación. Como psicólogo, ¿qué diría al respecto?

Van den Aardweg: Los datos sobre las denuncias de abuso sexual por sacerdotes en Estados Unidos, donde este tipo de escándalo ha sido mejor investigado, indican que el 14% de las quejas se referían a niños hasta 11 años de edad, el 51% afectaba a preadolescentes, y el 35% a adolescentes entre 15-17 años de edad. Podríamos decir que aproximadamente el 20% de las reclamaciones en general afectaba a niños, o, si queremos ser más liberales en nuestra definición, podemos estimar que un tercio de los casos técnicamente implican comportamiento pedófilo. En cualquier caso, no son la mayoría.

Para los países europeos, las estadísticas no están todavía disponibles, pero toda la información parcial de que disponemos apunta a un patrón similar. Además, este modelo se confirma para otros grupos de abusadores de niños del mismo sexo y adolescentes, en otras palabras, para los profesores, líderes juveniles, o el personal de los institutos educativos.

Ahora bien, la seducción y el abuso de los muchachos adolescentes no suele ser el negocio de los «pederastas».

Los pedófilos, en general, ya no se interesan en los niños después de que estos entren en la fase de la pubertad y desarrollan sus primeros rasgos masculinos; es el cuerpo y la psique infantil lo que les atrae.

Supongamos que también en Europa, alrededor del 20% o más – lo que no es muy probable – de las víctimas de abuso sexual por parte de sacerdotes estuviesen claramente por debajo de la edad de la adolescencia, y que todos estos sacerdotes abusadores fuesen realmente pederastas. Incluso entonces, la mayor parte de los crímenes deben ser atribuidos a sacerdotes y religiosos que no eran «pedófilos», sino de hecho personas con una orientación homosexual ordinaria.

Eso no es sorprendente. Porque es un hecho universal que muchos homosexuales autoidentificados se centran en los adolescentes – el término es efebófilos – y, si manifiestan sus sentimientos, muchos de ellos sienten la tentación de seducir a un adolescente si la ocasión se presenta.

-Usted dijo que su impresión es que sólo unos pocos sacerdotes son pedófilos homosexuales, es decir, se dirigen a chicos jóvenes, entre 8 y 11 años de edad. ¿Cómo se cuentan estos pocos hombres en la estimación de los cerca de 20% de los casos de abuso sexual de niños varones?

Van den Aardweg: Un pederasta activo puede hacer que muchas de las víctimas, por lo que causa muchas quejas.

Pero entonces, volviendo a la relación entre la homosexualidad «normal» y la pedofilia homosexual, muchos hombres que se identifican como homosexuales activos en ocasiones puede también haberse interesado en un chico que todavía es un niño o un preadolescente.

Aproximadamente una cuarta parte de los hombres homosexuales activos han informado de relaciones sexuales con chicos de 16 años y de menor edad, incluyendo con chicos prepúberes. Casi la mitad de los hombres homosexuales activos, según un estudio, informaron sobre algún interés en jóvenes de apenas 12 años de edad. Este porcentaje se puede suponer también para los sacerdotes homosexuales activos.

Esta es una zona gris, también porque, por razones comprensibles, a los hombres que se centran principalmente en los adolescentes – los homosexuales técnicamente efebófilos – no les gusta admitir que, en ocasiones, pueden tener sentimientos hacia niños aún más jóvenes.

Si el tabú sobre este tipo de contactos fuese menos estricto, yo esperaría mucho más comportamiento «en el límite de pedofilia» y claramente pedófilo por parte de los varones que se interesan por los adolescentes.

Esto lo sugieren también las declaraciones de una organización oficial gay conocida como Dutch COC (Club de Cultura y Ocio). En 1980 proclamó que «al reconocer la afinidad entre la homosexualidad y la pedofilia, el COC ha hecho muy posiblemente que sea más fácil para los adultos homosexuales volverse más sensibles a los deseos eróticos de los miembros más jóvenes de su sexo, ampliando así la identidad gay».

Por lo tanto, afirmaba, «la liberación de la pedofilia debe considerarse un asunto gay», y «la edad de consentimiento debe ser abolida».

–Volviendo a los problemas en el clero, ¿diría que el abuso ha aumentado porque hombres con tendencias preexistentes fueron admitidos en el sacerdocio, o hay factores que contribuyeron a este tipo de comportamiento con el paso del tiempo?

–Van den Aardweg: Un joven que es psicológica y emocionalmente maduro cuando se le admite en el seminario nunca acabará interesándose por la homosexualidad o la pedofilia. Si se siente excitado sexualmente y da rienda a sus sentimientos, buscará una mujer.

La «orientación» hacia niños o adolescentes en los sacerdotes que han abusado de los jóvenes nunca se ha originado durante los años de seminario o durante el sacerdocio.

En algunos casos, inicialmente puede haber sido más o menos latente, débil, pero siempre está esta laguna en sus sentimientos, la falta de sentimientos normales heterosexuales.

En determinadas circunstancias, al enfrentarse con jóvenes, o durante un período de desilusión o soledad, el dormido anhelo homosexual puede inflamarse.

Otros sacerdotes quizá siempre han sido conscientes de su atracción por los hombres, pero se las arreglan para vivir con ella sin exteriorizarla. Sin embargo, cada vez que se siente incapaz de hacer frente a las demandas o desilusiones de su profesión, en un mal momento podría comenzar ya sea hojeando revistas pornográficas – en nuestros días, en un sitio pornográfico en Internet – o empezar a consumir alcohol, a consolarse a sí mismo y entregarse a las fantasías sexuales, con lo que va de mal en peor.

La homosexualidad es más que un problema sexual.

Es parte de una variante más bien específica de la inmadurez de la personalidad, y entre sus síntomas más frecuentes están la falta de fuerza de carácter, la soledad interior, las dificultades para la formación de vínculos de amistad madura, la ansiedad y la depresión. Así, el estrés, en todas sus formas, puede debilitar la resistencia del hombre a entregarse a sus deseos.

Otros factores importantes que disminuyen el umbral de resistencia son la falta de apoyo personal y la dirección espiritual regular que tanto necesitan; la laxitud en la vida interior, espiritual, el abandono de la confesión regular, el mal ejemplo de otros sacerdotes en su entorno que llevan una doble vida, y el estar expuesto a teorías morales permisivas sobre la sexualidad en general y sobre la normalidad de la homosexualidad.

En este sentido, la actitud crítica de muchos teólogos y sacerdotes prominentes hacia el celibato y, sobre todo hacia la Humanae Vitae, ha sido un factor eficaz en el debilitamiento de la resistencia de muchos sacerdotes hacia conductas sexuales inadecuadas, seguramente en el caso de muchos con deseos homosexuales.

Como el Papa Pablo VI mismo explicaba en esta encíclica, disociar la sexualidad de la reproducción en la relación entre el hombre y la mujer tendría como consecuencia la aprobación de otras formas de sexo estéril como la homosexualidad.

Muchos de los escándalos sexuales que finalmente desencadenaron la reacción pública en los Estados Unidos, que está actualmente continuando en Europa, y que sirve de tan abundante material para la propaganda anti-católica, son una consecuencia lógica de décadas de rechazo abierto y de ignorar tácitamente la Humanae Vitae y la visión cristiana de la sexualidad que subyace en ella por parte de importantes sacerdotes, moralistas y obispos.

No se puede esperar que muchos sacerdotes y religiosos con debilidades, como los deseos homosexuales – y en ocasiones pedófilos – perseveren en su lucha interior por la castidad cuando constantemente escuchan decir que casi todo es correcto en la vida heterosexual, matrimonial o no: «¿Por qué debo ser el único al que no le está permitido sólo ocasionalmente darse un inocente placer sexual si no hace daño a nadie?».

–Los medios de comunicación rara vez se centran en el papel de la psicología en estos casos de abuso sexual, pero ¿no han estado por lo general los terapeutas implicados tanto en el tratamiento de sacerdotes agresores como en la asesoría a las autoridades de la Iglesia para tratar con estos problemas? ¿Qué diría usted sobre el papel de la psicología en estos casos?

–Van den Aardweg: A pesar de toda la crítica actual, no hay pruebas de que la mayoría de los casos de mala conducta sexual por parte de sacerdotes en el pasado más remoto, e incluso entre 1960-1980, se manejaran mal y de manera irresponsable.

A menudo se buscó un compromiso prudente entre la necesidad de proteger a los menores, la «resocialización» del delincuente, y el control de los daños sobre la parroquia, la diócesis, el instituto y la orden o congregación.

La terapia – o, en todo caso, las series de conversaciones con los profesionales – ha sido una de las medidas estándar. Este enfoque no ha sido diferente al utilizado en casos similares en las instituciones laicas, salvo que el castigo era eclesiástico.

Mirando hacia atrás, este manejo puede haber sido adecuado en muchos casos, pero a menudo no lo era. Una de las razones de la insuficiencia de estos procedimientos fue la ingenuidad de las autoridades de la Iglesia ante las desviaciones sexuales.

La tendencia fue subestimar la gravedad de los delitos, y creer que un delincuente con buenas intenciones, que, por otra parte, había ido a confesarse y había prometido corregirse, merece caridad y confianza más que cualquier otra cosa, y había que darle una segunda oportunidad.

Sobre todo, las autoridades de la Iglesia – no menos que las autoridades judiciales laicas – compartían una confianza demasiado optimista en las pujantes ciencias psicológicas y psiquiátricas. Encomendar un caso de abuso sexual a un psiquiatra o psicólogo era visto como la garantía más sólida contra la reincidencia.

Esto definitivamente no era una garantí, y sigue sin serlo. El efecto a largo plazo de la psicoterapia o la medicación en muchos casos de delincuentes sexuales es mínima, también porque la motivación de una persona para luchar la dura batalla consigo mismo puede ser bastante artificial y dependiente de la presión de las circunstancias.
Por otra parte, parece que, más o menos desde finales de los años 60, la respuesta a estos delitos se convirtió en muchos sectores de la Iglesia – no en todos – cada vez en más insuficiente, débil, negligente.

La tendencia laica de la psicología era la de enfatizar el aspecto de enfermedad mental de los delincuentes en general – pacientes, víctimas de la educación, etc. – en vez de en su responsabilidad ante su comportamiento inmoral.

El elemento de disciplina y castigo – en el caso de los sacerdotes y religiosos, la penitencia – era impopular, y esto se añadió frecuentemente a una flagrante falta de consideración de los sufrimientos y las necesidades de las víctimas de estos delitos.

La psicología tiene una gran responsabilidad sobre esta visión distorsionada e ideológica, y sin ninguna duda afectó profundamente en la forma en que las autoridades de la Iglesia reaccionaron ante las acusaciones de abusos sexuales que se les presentaron, en su conducta ante los miembros del clero que cometieron abusos sexuales, y en la actitud de muchos conocidos hombres de Iglesia y teólogos hacia homosexuales en general y sacerdotes homosexuales en particular.

Un factor importante en esto fue también el miedo a los medios de comunicación, a la opinión pública; si uno no se mostraba como «liberal» en este asunto y parecía «intolerante», podía suscitar reacciones hostiles en los medios y en ambientes de la misma Iglesia.

De todos modos, con frecuencia, las autoridades miraron a otro lado cuando se les presentaron casos de «pedofilia» o de otras conductas homosexuales de sacerdotes y, si tomaron medidas, con mucha frecuencia lo hicieron con «el encubrimiento de la caridad»: no se adoptaron castigos, quizá se les colocó en algún centro terapéutico, y en esos casos sin verificar los efectos.

 

–Algunos critican a la Iglesia porque, en el pasado, se ha permitido a sacerdotes que habían cometido abusos regresar al ministerio, tras haber participado en sesiones de psicoterapia. ¿Cree usted que los terapeutas pensaban que esos sacerdotes podían curarse realmente, y que se les podía confiar el cuidado de niños o adolescentes?

–Van den Aardweg: Esta crítica está justificada. A las autoridades, en esos casos, se les puede recriminar el hecho de que no tuvieron la prudencia para esperar unos dos años, verificar los resultados del tratamiento, y que no siguieron personal y críticamente el caso. Sus reacciones demasiado débiles fueron, en ocasiones, el camino más fácil.

También es verdad que, en general, los psicoterapeutas tenían, y siguen teniendo, demasiada confianza en sus ideas y métodos.

De hecho, la psicoterapia puede ayudar a un pequeño número de personas con inclinaciones sexuales anormales, como la homosexualidad, a cambiar radicalmente y, a un porcentaje más elevado, les puede apoyar para que sus sentimientos pierdan intensidad y su carácter obsesivo, de manera que toda su estabilidad emocional aumente de una manera considerable. Pero eso con frecuencia requiere años, y los mejores resultados los experimentan quienes se someten a la terapia por su propia iniciativa y no forzados por una situación externa.

Asimismo, un cliente que se somete a terapia puede reaccionar mejor durante la misma, y esto puede ocasionar el que el terapeuta considere prematuramente que está listo para regresar a su situación precedente; de ese modo, al ser sometido a una mayor presión interna y externa no disminuyen las posibilidades de que vuelva a caer en sus antiguos comportamientos.

Esto no sólo lo vemos en los casos de personas con problemas sexuales, sino también en otros casos de neuróticos y delincuentes. De todos modos, la prudencia exige que no se coloque nunca a una personas con estos comportamientos pasados en la antigua situación, al menos durante muchos años, pues sigue siendo vulnerable.

–¿Cuál es la actual relación entre las autoridades de la Iglesia y los psicólogos a la hora de trabajar con sacerdotes pederastas u homosexuales? ¿Ha cambiado con el pasar del tiempo?

–Van den Aardweg: Depende de las diferentes personas con autoridad, pero también de la posibilidad de poder contar con psicólogos católicos preparados. En Europa, ya sólo unos pocos psicólogos trabajan terapéuticamente con personas atraídas por el mismo sexo, dado que esta rama de la terapia está casi fuera de la ley en la Unión Europea, que ha adoptado oficialmente la ideología homosexual.

La terapia de las desviaciones sexuales es casi vista como una violación de los derechos humanos; las universidades sólo transmiten una visión basada en eslóganes políticamente correctos, se aísla a quienes podrían ofrecer cursos de terapia para profesionales. Sólo hay unos cuantos terapeutas cristianos especializados en este argumento.

Por lo que se refiere a la Iglesia, está aumentando el interés de cooperar con psicólogos y psiquiatras cristianos/católicos en particular por parte de aquellos obispos, superiores de seminarios, sacerdotes o teólogos que apoyan la mora sexual de la Iglesia.

Otros que se sienten inseguros en sus opiniones sobre esta materia, o que tienen miedo de enfrentarse a los medios de comunicación, a los sacerdotes y fieles liberales, o a sus propios teólogos, prefieren dejar sin trabajo a los psiquiatras y psicólogos que tratan la homosexualidad como un desorden. Pero creo que algo está cambiando para mejor en este sentido, aunque de manera lenta.

Por una parte, cada vez más jóvenes psicólogos y psiquiatras se interesan en lo que llamamos «psicoterapia cristiana o católica», es decir, métodos basados en una visión cristiana del ser humano, del matrimonio y la sexualidad, y de las desorientaciones sexuales, y que reconocen el valor terapéutico del «factor religioso», la conversión, la importancia de una vida interior espiritual, del ejercicio de las virtudes, y de la lucha contra los vicios, para beneficio de la salud y de la estabilidad de carácter.

Por otra parte, cada vez más obispos, teólogos y sacerdotes apoyan la promoción, explicación, aplicación y defensa de toda la doctrina católica sobre la sexualidad y el matrimonio, o simplemente hacen de la «Humanae Vitae» una parte esencial de sus actividades de reevangelización. Claro está, tratan de buscar el consejo y asistencia de psicólogos cristianos/católicos, y eso está llevando aquí y allá a promover una cooperación fecunda.

[Por Genevieve Pollock, traducción del inglés por Inma Álvarez]

Fuente: Zenit.org