La convivencia entre pareja de mayores: de ser irritante a ser un ángel
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POR FERNANDO CONTRERAS BARRIENTOS Siempre resulta penoso para una familia, hijos y nietos, comprobar que sus padres o abuelos, que ya pasaron la barrera de los 60 años, en su vida cotidiana no se llevan de lo mejor. Conozco personas que han celebrado sus bodas de oro (cincuenta años |
de matrimonio), pero que íntimamente además de dormir en camas separadas – lo que ya es un síntoma de que no están bien las relaciones- y eso que no me estoy refiriendo al sexo específicamente- en su trato, ya no se nota el más mínimo gesto de ternura o de aquel amor que se profesaban cuando eran más jóvenes. Puede que exista la creencia que regularmente el hombre siempre es mayor que la mujer y de por sí se siente más fuerte o más dominante que su pareja, pero en estos tiempos no se habla del “sexo débil”, porque felizmente las damas han comprendido que están en igualdad de condiciones y capacidades que los varones y eso lo demuestran. El mejor ejemplo está en la alta aprobación que recibió la Presidenta Bachelet, al término de su mandato. Pero no me quería referirme a situaciones políticas, el principal asunto es como mejorar la convivencia conyugal entre personas mayores. Y me recordé haber leído hace más de diez años atrás el libro del geriatra, Dr. Francisco Quesney Langlois “Disfrute plenamente su vejez”, donde entrega sabios consejos sobre este tema. Y especialmente para que ellas, sepan dominar a esos viejos porfiados o de mal genio. A propósito el término viejo deriva del latín “vetulus”, cuyo significado es: durable. Así es, solamente durable, que no tiene relación alguna con enfermo, desechable, acabado, etc. por tanto no deben tomarlo como ofensa. Bueno, el Dr. Quesney señala: “Cuando entran de lleno a la vejez, es frecuente que el menor de la pareja, llegue en mejor estado que el mayor. Y es natural que el hombre, para no perder, asuma la posición de dominante. He aquí entonces que aquella mujer que siempre fue sumisa, cambie los roles y se dirija a su esposo o pareja en estos términos: |
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– “Déjame ponerte tu bufanda” |
agradecida comprendida, protegida, pero NO sometida. Quizás el geriatra olvidó el caso que a mí se me presenta, cuando esporádicamente, en un fin de semana cualquiera, después de jugar al mus con los amigos llegó con unas copitas de más. a casa. Le esperó una verdadera bronca – “Otra vez llegaste borracho, sinvergüenza” Cuando debería ser: “ A ver, vienes con uns copas de más… sabes que no te sienta bien. Voy a preparar un café y después te acuestas tranquilito…” Ahí la cosa cambia y el amor es de seguro, se mantendrá siempre latente ¿No lo creen así amigos? Apliquemos un poco de afecto e inteligencia emocional a todos estos ejemplos y ganaremos las dos partes. |