La soledad de los ancianos
La soledad de los padres ancianos
Publicado el 15/07/2013 por blogfamiliaactual
El gobierno chino ha promulgado una ley que obliga a los ciudadanos a visitar con frecuencia a sus padres ancianos. Las autoridades están preocupadas por los casi doscientos millones de ancianos que viven en el país asiático y que cada vez se encuentran más solos, incluso abandonados, y pretenden asegurar con la obligación legal que los hijos atiendan sus necesidades materiales y espirituales.
La enmienda a la “Ley de Protección de los Derechos y los Intereses de los Ancianos” pretende acabar con el progresivoproblema de la soledad de las personas mayores. Parece que el respeto a los ascendientes, incrustado en la milenaria conciencia oriental, ha perdido fuerza moral y necesita ser apuntalado por la coacción legal. De modo que, a partir de ahora, los ciudadanos chinos que no visiten y atiendan las “necesidades espirituales” de sus ancianos padres tendrán que vérselas con los tribunales y podrían verse obligados a pagar una multa e incluso a ingresar en prisión.
La nueva sociedad emergente china no ha tardado en ridiculizar, en las redes sociales, la recién dictada ley: ¿Cómo se puede controlar que una persona atiende a sus padres? ¿Cuáles son sus “necesidades espirituales”? ¿Cómo se concreta el cumplimiento de la ley? ¿Qué se considera “con frecuencia”? Son preguntas lógicas que resultan de haber trasladado las cuestiones humanitarias al terreno legal. Porque, cuando una sociedad se ve obligada a regular los comportamientos morales, estos dejan de ser lo que eran para ser materia de ley.
La norma viene a garantizar el derecho de los ancianos a no ser apartados de la sociedad por sus propios hijos, algo que ya ocurre en las avanzadas sociedades occidentales y que se intuye está comenzando a pasar en la sociedad china. Quod natura non dat, lex praestat, se podría decir, lo que no se logra de manera natural, lo fuerza la ley. Si no lo logra, si no consiguen las medidas legales recuperar el natural cuidado por los ancianos, el siguiente paso será que el gobierno se ocupe de ellos, algo no solamente difícil de mantener económicamente, sino sobre todo difícil de cumplir, pues las “necesidades espirituales” de los ancianos, como el respeto, el cuidado y el cariño de sus hijos y de sus nietos, no puede ser suplantado por ningún decreto.
Es bueno que las inclinaciones morales se expresen en normas, pues estas nos ayudan a cumplirlas. Por eso, resulta muy conveniente que en nuestra familia nos propongamos visitar a los abuelos, atenderlos y cuidarlos, que establezcamos, según las circunstancias, momentos para estar con ellos o llamarlos por teléfono. El trepidante ritmo de nuestras vidas nos enseña que el cariño no basta, que tenemos que poner los medios para que se exprese en actos concretos, esos que son amores y no buenas razones.
Las vacaciones, que por desgracia algunas familias utilizan para “deshacerse” de los abuelos, es un periodo en el que podemos hacer mucho por ellos. No les dejemos solos con su soledad