Moral católica sobre la infertilidad
Moral católica sobre la infertilidad
Respecto al tratamiento de la infertilidad, la Instrucción de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre algunas cuestiones de bioética titulada Dignitas personae (1995) indica la necesidad de que las nuevas técnicas médicas respeten, entre otras cosas, el derecho a la vida de cada ser humano desde su concepción.
La Instrucción Donum Vitae puso en evidencia ya en el año 1987 que la fecundación in vitro comporta muy frecuentemente la eliminación voluntaria de embriones.
Ese documento señala que “la inseminación artificial homóloga dentro del matrimonio no se puede admitir, salvo en el caso en que el medio técnico no sustituya al acto conyugal, sino que sea una facilitación y una ayuda para que aquél alcance su finalidad natural”.
A la necesidad de respetar la vida humana desde su concepción, reiterada en los documentos vaticano y en las intervenciones públicas del Papa, introduce matices el Instituto Borja de Bioética, asesor del Hospital San Juan de Dios de Esplugues de Llobregat y cuya sede se encuentra en su mismo recinto.
En un monográfico sobre el embrión humano de su revista Bioètica & Debat publicado en 2009, el Instituto Borja ve difícil considerar individuo al embrión antes de su implantación.
El texto indica que “antes de la implantación, en ningún caso se puede hablar de aborto porque aún no se ha iniciado la gestación”.
Con esta misma premisa, por ejemplo, el capellán del Hospital materno-infanti San Juan de Dios de Esplugues justifica que la Píldora del día después no es abortiva.
El Instituto Borja de Bioética, de la Universidad Ramon Llull y presidido por un padre jesuita, fue amonestado públicamente por los obispos de Cataluña en 2005 por la publicación de su Declaración Hacia una posible despenalización de la eutanasia.
La línea roja
Según elcoordinador del secretariado interdiocesano de pastoral de la salud de la conferencia episcopal tarraconense, Alfons Gea, “la selección de embriones está contra la vida y eso no se puede tolerar”.
“¿Qué se hace con los otros embriones que no llegan a nacer? Sencillamente los matan o los manipulan, y son embriones que están fecundados”, denunció.
Para Gea, la Iglesia puede incidir positivamente en los hospitales con la humanización de la salud, los cuidados paliativos, el final de la vida,… pero hay una línea roja que no se debe traspasar y se refiere al respeto a la vida humana.