Qué hacer con un hijo inmaduro
Qué hacer con un hijo inmaduro
Autor: Julio Gallego Codes. Psicopedagogo
Podemos llamar inmaduro al chico que sufre un retraso, según su desarrollo evolutivo, en la consecución de los prerrequisitos necesarios para realizar fácilmente un determinado aprendizaje
Si entre las exigencias de una tarea prevista para su curso, y las capacidades del chico de inteligencia normal no hay adaptación, es que estamos ante un sujeto inmaduro.
Durante toda su infancia el niño lo que hace es madurar. Mediante el paso por la infancia, paso que debe vivirlo bien, el chico va aprendiendo conductas que le permitirán recorrer adecuadamente la etapa siguiente.
La inmadurez puede ser:
I. Neurofuncional. Es la que comprende alguna alteración en:
– La definición de la lateralidad: posiblemente diestros de mano y pie y zurdo de ojo/oido. Es la más frecuente.
– El dominio del esquema corporal. Se muestran ausencias de rasgos corporales esperados en el dibujo del ser humano, de acuerdo con los items evolutivos experimentados.
– La orientación espacio-temporal.
– Torpeza motriz.
– En la coordinación visomotora. La reproducción de lo que «ve bien» es inmadura.
II. Psicolingüística. Puede consistir en un retraso:
– En la comprensión de palabras habladas.
– En la relación de palabra con su significado.
– En la expresión de ideas.
– En la locución.
– En la correcta descodificación de los sonidos.
Muy frecuentemente la inmadurez aparece asociada a otras señales: hiperactividad, déficit de atención, dispersión, dificultades de adaptación con chicos de su edad, débil memoria, atolondramiento, retraso motriz, dificultad en asimilar conceptos y pasar de unos a otros, …
Como la maduración y el aprendizaje facilitan conjuntamente el desarrollo de una conducta determinada, este tipo de sujetos ofrecen repetidamente en el aula conductas impropias, algo llamativas: encajan mal una broma de los compañeros, son excesivamente quejicas, algo débiles e inseguros, pierden muy a menudo el material de trabajo, participan en la clase con aportaciones o preguntas infantiles, intervienen con tontadas, son impuntuales, etc.
El trato con el inmaduro.
Primeramente no ignorar que en la situación del inmaduro lo normal es que hayan intervenido factores genéticos y del medio ambiente.
Se debe procurar modificar los factores ambientales, para facilitarle la consecución de la madurez.
Los padres y profesores le ayudarán:
1. Proponiéndole un plan u orden en su vida. Lo ideal es poder realizarlo conjuntamente padres y profesores. Después, exigirle se ajusten a ese plan y lo cumplan.
2. A que sea un buen lector, especialmente de biografías bien seleccionadas, en las que el personaje principal, luche, a veces triunfará y otras no, pero continuará luchando.
3. Haciéndole participar en deportes y que se someta con docilidad a las reglas del mismo.
4. Estimulando y premiando la intensidad, el grado de energía puesta en sus tareas.
5. Logrando que participe, sirva y ayude en cuestiones propias de la convivencia familiar y escolar ordinaria: algún encargo propio de la vida del hogar, colocar y recoger el material de la clase, mantener un debate o un diálogo, realizar trabajos en equipo respondiendo responsablemente de su tarea.
6. Enseñándole a hacer el bien, lo que es justo, aunque cueste.
7. Proponiéndole metas que conlleven mejorar en destrezas: deportivas, escritoras, dibujos, manualidades, dominio del teclado del ordenador, tocar un instrumento musical, ballet o danza regional, dramatizar e interpretar, cocinar, hacer punto, arreglar cosas: pinchazo de bicicleta, forrar libros, remendar calcetines, coser botones, …
8. Ayudándole a tomar decisiones y que las ejecute: optar por un equipo deportivo y no abandonar al menor contratiempo; elegir una asignatura para profundizar en ella; seleccionar un libro para leer y acabarlo; escoger un determinado trabajo o actividad escolar y presentarlo finalizado en el momento acordado, etc.