Científicos contra el aborto
Científicos españoles publican un manifiesto en defensa del no nacido
Unos mil científicos, juristas y especialistas de otras disciplinas han suscrito un manifiesto en que reclaman más apoyo a las gestantes en dificultades y se oponen al plan de permitir el aborto a discreción en los primeros meses de embarazo.
Poco después de que el gobierno español haya confirmado su intención de reformar el régimen del aborto con una ley de plazos, un grupo de científicos ha promovido un “manifiesto en defensa de la vida humana en su etapa inicial”. Ha sido hecho público el 17 de marzo en Madrid y ha recibido ya un millar de adhesiones.
El documento comienza señalando que los conocimientos científicos actuales señalan la concepción como el inicio de un nuevo ser, de modo que “el cigoto es la primera realidad corporal del ser humano”. Así lo confirman la genética, la biología celular y la embriología: con la fusión de gametos se constituye el genoma singular del individuo, que se desarrolla sin solución de continuidad a partir de su primera célula.
Así pues, “el embrión (desde la fecundación hasta la octava semana) y el feto (a partir de la octava semana) son las primeras fases del desarrollo de un nuevo ser humano y en el claustro materno no forman parte de la sustantividad ni de ningún órgano de la madre, aunque dependa de ésta para su propio desarrollo”.
Por tanto, “un aborto no es sólo la interrupción voluntaria del embarazo sino un acto simple y cruel de interrupción de una vida humana”. También es “un drama con dos víctimas: una muere y la otra sobrevive y sufre a diario las consecuencias”.
La mujer que se plantea abortar, prosigue el manifiesto, debe ser bien informada del procedimiento, los riesgos y las consecuencias, en particular las posibles secuelas psicológicas conocidas como “síndrome post-aborto”. También es necesario asegurar el derecho a la objeción de conciencia por parte del personal sanitario.
Con respecto a la situación en España, el manifiesto subraya el fracaso que para la sociedad supone haber superado el número de 100.000 abortos en un año, casi uno por cada cinco embarazos. Con semejante contexto, urge no una ley de plazos que multiplique los abortos, sino “una regulación para detener los abusos y el fraude de ley de los centros donde se practican los abortos”.
Para la mujer, la ley de plazos, lejos de ser una conquista, la fijaría como única responsable del aborto. Lo que sería aún más grave para las menores de edad, a las que el proyecto del gobierno “pretende privar de la presencia, del consejo y del apoyo de sus padres para tomar la decisión de seguir con el embarazo o abortar”. “Obligar a una joven a decidir sola a tan temprana edad es una irresponsabilidad y una forma clara de violencia contra la mujer”.
Entre los firmantes del manifiesto figuran catedráticos como Nicolás Jouve (Genética), César Nombela (Microbiología); Luis Franco Vera (Bioquímica). Hay también especialistas en bioética, como Mónica López Barahona, y juristas, como Vicente Bellver. Al principio se lo llamó “Manifiesto de los 300”, por el número original de adhesiones; pero el rápido aumento de los apoyos ha obligado a cambiar el nombre por el de “Manifiesto de Madrid”.