Pensamientos tóxicos entre cónyuges

LOS PENSAMIENTOS TÓXICOS
ENTRE CÓNYUGES

Los chicos no hacen más que armar jaleo y a Juan, su padre, que acaba de llegar a casa tarde del trabajo, le falta tiempo para perder la paciencia. Se vuelve hacia su esposa, Isabel, y le dice en tono áspero: ‘Cariño, ¿no te parece que los niños podrían callarse un poco? Ya no son horas para estar de juerga.”

Lo que piensa realmente es: “Isabel les deja hacer lo que les viene en gana”

Como reacción al enfado de Juan, Carla se irrita. Y con una expresión ceñuda le responde: ‘Los niños lo están pasando bien, ya han terminado sus deberes. De todos modos, se irán a dormir enseguida’.

Lo que piensa realmente es: ‘Otra vez lo mismo, siempre quejándose’.

Ahora Juan pierde su ya la poca paciencia que le quedaba. Se inclina hacia delante , aprieta los puños y dice en tono seco: “¡Pues que se vayan ya a dormir! Si quieres (tono amenazador) los llevo yo”

Lo que piensa realmente es: ‘Nunca me das la razón. Si no me hicieras caso, lo arreglaré yo mismo”.

Isabel, preocupada por la cólera de Martín, dice en tono dócil: ‘No te preocupes, ya voy yo’.

Lo que piensa realmente es: ‘Está perdiendo el control… Será mejor que yo ceda. Lo que me faltaba es que grite y sea hosco con los niños’.

Estas conversaciones paralelas -la verbalizada y la que se calla- son mencionadas por Aaron Beck, el fundador de la terapia cognitiva, como un ejemplo de las clases de pensamiento que pueden envenenar un matrimonio. El verdadero intercambio emocional entre Carla y Martín está modelado por sus pensamientos, y esos pensamientos, a su vez, están determinados por otra capa más profunda que Beck llama ‘pensamientos automáticos’: suposiciones fugaces y en segundo plano acerca de uno mismo y de la gente relacionada con uno que reflejan nuestras actitudes emocionales más profundas.


Para Isabel, el pensamiento en segundo plano es algo así como: ‘El siempre me está manipulando con sus cabreos’. Para Juan, el pensamiento clave es: ‘Ella nunca tiene en cuenta cómo me siento’. Isabel siente que es una víctima inocente en el matrimonio, y Martín siente absoluta indignación ante lo que considera un tratamiento injusto.

La idea de ser una víctima inocente o la de la indignación absoluta son típicas de los cónyuges con problemas, que además retroalimentan constantemente estos pensamientos negativos. Una vez que los pensamientos perturbadores como la indignación o el victimismo se vuelven automáticos, son auto confirmadores: el cónyuge que se siente víctima está analizando constantemente todo lo que su pareja hace, con el fin de confirmar el punto de vista de que es una víctima; pasa por alto o deja de lado cualquier acto amable por parte de su cónyuge que pudiera cuestionar o negar ese punto de vista.

Los cursos de comunicación conyugal que desarrollamos en el COF Virgen de Olaz basadas en la inteligencia emocional, detectan estos problemas, hacen a los cónyuges conscientes de estos pensamientos de segundo plano, ayudan a sacarlos a la luz, y abordarlos de forma constructiva. Existen técnicas de grupo y casos que permiten mostrar a los cónyuges la base de estos comportamientos, y cómo modificarlos, cortando así un círculo vicioso que puede ser muy perjudicial para la convivencia.

 

 

Autor: Equipo CIF Virgen de Olaz