La finura en el trato

Autor: Rebeca Reynaud
Finura en el trato La amistad con Dios hace el alma más sensible, y afina los modos

Finura en el trato

La delicadeza en el trato es una de las cosas más agradables de la convivencia en una familia o en un grupo de amigos. Se trata de apreciar a los demás, sin miedo a querer, pero sin familiaridades.

Se trata de un “esfuerzo”, porque de modo espontáneo no suele brotar ese trato delicado, que es fruto de la propia exigencia. Contra el trato fino va la brusquedad, ese modo áspero y

desapacible de comportarse que nada tiene que ver con la fortaleza en el trato.

La delicadeza ha de ser universal y extremada, pero sin empalagos ni exageraciones, sin blandura excesiva. Es molesto que una persona que no es de la familia nos diga, por ejemplo, “Reina”. La delicadeza es mesura y templanza, es equilibrio; es atención sin servilismo. La delicadeza no siempre es actuar; a veces es pasiva, por ejemplo, cuando uno procura no darse por enterado ante una situación embarazante que puede producir confusión: por ejemplo, que alguien se moleste públicamente porque se manifieste una opinión, o que se meta la pata en la urbanidad en la mesa, etc.

La delicadeza se refleja en detalles: en saber escuchar con atención, saber dar las gracias, el modo de tratar las cosas, los muebles, las puertas; el caminar sin estrépito; el no elevar destempladamente la voz; la corrección en el aseo, la pulcritud, la sonrisa. No tenemos la culpa de la cara que tenemos sino de la que ponemos. Todo esto lleva frutos de unidad, de paz y de alegría de vivir en familia.

Tenemos que elevar la amabilidad a nuestro alrededor, de allí la importancia de las virtudes de la convivencia: gratitud, afabilidad, cortesía, buen humor…, que son manifestaciones de la caridad. Todos sabemos hasta qué punto se hace difícil, y aun borrascosa, la convivencia cuando faltan esas virtudes. La última raíz y el fin de todas las virtudes es la caridad, y la práctica de esas virtudes se resume en una expresión: delicadeza extrema.

Muchas personas sin educación humana son de una extrema delicadeza en el trato, fruto de una intensa vida interior. La amistad con Dios hace el alma más sensible, y afina los modos. Y luego, la fe, hace ver a un hijo de Dios en los demás, y entonces el trato lleva una especie de veneración y de politesse humana.

Hay que afinar en saber escuchar: en la mesa y en la convivencia diaria. Nos perdemos de información interesante, política o cultural, por no sabe escuchar. A veces llega una persona a una reunión donde la conversación está iniciada y, en vez de enterarse en qué tema están, interrumpe con lo que trae en la cabeza.

Las incorrecciones en el hablar, la falta de educación, y el uso de malas palabras suelen revelar una ausencia de calidad en el ser y en el amor. Goethe dice:”No hay ningún signo externo de cortesía que no tenga una profunda razón de ser moral”.

Cada persona tiene una afectividad distinta, que hay que respetar y potenciar. A la vez, nadie tiene una afectividad madura si carece de virtudes humanas. Cada día hemos de tener más respeto a la personalidad de cada uno. “Es única la Iglesia, escribía San

Cipriano, como son muchos los rayos del sol, pero una sola es la luz” (De catolicae Ecclesiae unitate 5).

San Pablo relaciona la caridad con todo un conjunto de virtudes humanas: “La caridad es paciente, es servicial… no se irrita, no piensa mal… todo lo sufre, todo lo soporta…” (1 Cor 13, 4ss). ¿Qué sería de la caridad sin la paciencia, la generosidad, la mansedumbre, magnanimidad, veracidad…? Todo esto forja el carácter y da felicidad.

La delicadeza está también en la lucha por superar los estados de ánimo, evitando subidas y bajadas bruscas, los enfados: Hay que aprender a pasar por alto los roces normales de la convivencia; y eso de refleja en la educación en la comida y la bebida; en el modo elegante y templado de divertirse… Detalles que son como joyas que brillan.

Dice la Escritura:”El atuendo del hombre, su modo de reír y su caminar revelan lo que es” (Eccli 19, 27). La actitud exterior es imagen de la disposición del alma; y nuestros gestos manifiestan la belleza de nuestra alma. Escribe San Juan Crisóstomo:”Que nuestra mirada no se distraiga por todas partes, ni nuestros pasos anden a la deriva, que nuestra boca pronuncie las palabras con calma y suavidad; en una palabra, que todo nuestro aspecto exterior refleje la belleza interior de nuestra alma” (Sermo ad neophytos, VII, n. 26).

Educar en la fortaleza

LA EDUCACIÓN DE LA FORTALEZA

La fortaleza tiene dos aspectos: resistencia, e iniciativa. Hoy hablaremos de la iniciativa, es decir la capacidad para acometer cosas.

1. Para poder atacar o iniciar alguna acción que requiera un esfuerzo prolongado se necesita fuerza física y moral. Por esto los deportes siempre se han relacionado con la virtud de la fortaleza.

2. Dominar el cansancio y la fatiga prepara a la persona para emprender acciones que repercuten directamente en bien de los demás o en la glorificación de Dios.

3. El deporte ofrece ocasiones muy propicias porque existe una motivación inmediata (llegar a la cumbre de una montaña, ganar el partido, terminar la carrera, mejorar el propio rendimiento, etc.)

4. Si una persona no es capaz de superarse en el esfuerzo físico difícilmente podrá superarse en el camino de la ascética (en el camino para acercarse a Dios).

5. No siempre la relación entre el deporte y la fortaleza es directa. También se puede recurrir a acciones como campamentos, levantarse a la hora prevista sin vacilar, duchas frías, ir caminando al trabajo o la
escuela.

6. Es conveniente enseñar a los hijos a aguantar las inclemencias y apetitos sin quejarse, etc.

7. Las madres deberían cuidar de no abrigar en exceso a los niños, de dejarlos salir aunque haga frío, enseñarles a soportar el hambre o sed sin quejarse, etc.

8. Para poder alcanzar un bien, se necesita tener «iniciativa»,
decidir, y luego llevar a cabo lo decidido aunque cueste un esfuerzo importante. 9. Para captar las posibilidades de una situación hace falta una cierta «sensibilidad», que actúa como chispa o detonante de esa iniciativa. Si la persona es indiferente carecerá de esta sensibilidad e iniciativa necesarias para descubrir y alcanzar un bien.

10. Esta sensibilidad para la iniciativa se puede fomentar en los hijos.
Se trata de una capacidad de imaginar sin soñar. No hay que resolver los problemas que pueden resolver los chicos por su cuenta, ni tampoco de descubrir los problemas cuando ellos pueden descubrirlos por si mismos. Es mejor sugerirles que encuentren una solución a ese problema, y luego volver a preguntarles para ver si encontraron una solución.

11. Es mas fácil que los niños se entusiasmen y actúen para conseguir un bien, a que logren entusiasmarse con combatir una situación negativa. 12. Si lo que se va a combatir es una situación de injusticia, de fraude
o falsedad, hay que reconocerla sin escandalizarse pero permitiendo que el fuego que hay dentro de cada uno crezca de un modo controlado. No bastará con quejarse pero habrá que gobernar lo osadía para que lo que se hace sea con prudencia y sin gastar esfuerzos inútilmente.

13. Se necesita valor – para no asustarse ante el enemigo -, coraje –

para atacar y vencer- , constancia y aguante – para llevar el esfuerzo hasta el fin -.

ALGUNOS PROBLEMAS

Existen áreas prioritarias que, muchas veces, escapan a la atención de los padres.

14. Es conveniente brindar a los hijos no sólo la posibilidad de lograr objetivos con esfuerzo, sino que aprendan a resistir.

15. Hay que estimular a los hijos para que, por propia iniciativa, emprendan caminos de mejora que supongan un esfuerzo continuo.

16. Habrá que enseñarles algunas cosas que realmente valen la pena, que «queman» por su importancia.

17. También deberemos enseñarles a tomar postura, a aceptar criterios, a ser personas capaces de vivir lo que dicen y lo que piensa. Enseñarles a ser congruentes

18. También los padres, como ejemplo para nuestros hijos, deberemos tener siempre una tendencia a la superación personal.

19. Cuando los adolescentes comienzan a tomar decisiones propias, pueden caer en la indiferencia, rechazando las opiniones y posturas de los
demás pero sin ser capaces de llegar más allá del rechazo. De esta
manera cualquier persona con intención puede moverlo, porque no será fuerte. Si el adolescente no tiene desarrollados los hábitos

relacionados con la fortaleza, aunque quiera mejorar, no será capaz de aguantar las dificultades.

20. La fuerza interior tiene que basarse en la vida pasada.

21. Si los adolescentes son fuertes es el momento de su vida en que tienen más posibilidades de ser generosos, de ser justos, etc. Porque están movidos, por naturaleza por un fuerte idealismo.

22. El desarrollo de la fortaleza apoya el desarrollo de todas las demás virtudes.

23. La única manera de asegurarnos que los hijos sobrevivan como personas humanas, dignas de ese nombre, es llenarles de fuerza interior, de tal modo que sepan reconocer sus posibilidades, y reconocer la situación real que los rodea para resistir y acometer, haciendo de sus vidas algo noble, entero y viril.

Ideas basicas de Inteligcia emocional con los hijos

1. ¿Qué es la Inteligencia Emocional? DESCUBRIENDO UNA NUEVA DIMENSIÓN EN

LAS RELACIONES

La Inteligencia Emocional, un término difundido mundialmente por el periodista y escritor Daniel Goleman, es la capacidad de:

1) Sentir
2) Entender 3) Controlar y 4) Modificar

estados anímicos

a) Propios y b) Ajenos.

Las habilidades prácticas que se desprenden de la Inteligencia Emocional son cinco, y pueden ser clasificadas en dos áreas:

1) INTELIGENCIA INTRAPERSONAL (internas, de autoconocimiento)

2) INTELIGENCIA INTERPERSONAL (externas, de relación)

Al primer grupo pertenecen tres habilidades:

a) La autoconciencia (capacidad de saber qué está pasando en nuestro cuerpo y qué estamos sintiendo)

b) El control emocional (regular la manifestación de una emoción y/o modificar un estado anímico y su exteriorización).

c) La capacidad de motivarse y motivar a los demás. Al segundo grupo pertenecen dos habilidades:

a) La empatía (entender qué están sintiendo otras personas, ver cuestiones y situaciones desde su perspectiva), y

b) Las habilidades sociales (habilidades que rodean la popularidad, el liderazgo y la eficacia interpersonal, y que pueden ser usadas para persuadir y dirigir, negociar y resolver disputas, para la cooperación y el trabajo en equipo).

2. ¿Cuáles son los factores que intervienen en el aprendizaje?

PARA AYUDAR TENEMOS QUE SABER

En el aprendizaje intervienen diversos factores, y ninguno de ellos garantiza, por sí solo, unos resultados favorables en los estudios.

Estos factores son:

a) Académico: (asistencia suficiente a clase, atención en ella, lectura de los materiales, técnicas de estudio, etc.).

b) Referencial (la relación con la familia, los profesores, los compañeros de clase y las amistades).

c) Emocional (interés, motivación, estados anímicos, estímulos, deseos y metas personales, etc.).

d) Ambiental (la casa, el colegio, los sitios que se frecuentan, etc.).

Los padres podemos ejercer influencia -positiva, nula o negativa- en cada uno de los ámbitos en los que se produce el proceso educativo.

En especial, tomando cada uno de los aspectos principales -en relación con nuestro rol- de cada ámbito:

• En el académico, verificando que nuestros hijos apliquen técnicas de estudio eficaces.

• En el referencial, manteniendo la armonía en las relaciones familiares, ya que la familia es la principal fuente de estímulos para un estudiante.

• En el emocional, ayudando en todo lo posible a mantener el equilibrio emocional de nuestros hijos, y proveyéndoles de todas las fuentes de motivación que estén a nuestro alcance.

• En el ambiental, garantizando un clima favorable, en nuestra casa, para crear las mejores condiciones posibles para el estudio individual o en grupo.

3. ¿De qué manera podemos utilizar la Inteligencia Emocional para ayudar a estudiar a nuestros hijos ?

PONIENDO LAS EMOCIONES A FAVOR

Como vimos en el ítem anterior, entre los distintos factores que intervienen en los estudios y el aprendizaje, se encuentra el factor emocional, que puede obrar a favor del proceso educativo (equilibrio emocional) o en contra (desequilibrio emocional).

Como lo muestran las investigaciones científicas más recientes, aproximadamente un 50% de nuestros rasgos emocionales personales nos vienen de herencia genética, y el otro 50% proviene de nuestra crianza y de nuestras experiencias más tempranas de la infancia.

Con este conocimiento, y aceptando las naturales e inmodificables tendencias temperamentales que poseen nuestros hijos, podemos ayudarlos en cada una de las áreas de la Inteligencia Emocional:

1) En el autoconocimiento, detectando señales de ansiedad, nerviosismo o miedo, y previniendo problemas de relación (dentro y fuera de la familia) que pueden obstaculizar una determinada etapa de estudio.

2) En el control emocional, aprendiendo estrategias psico-físicas que permitan neutralizar los estados de

ansiedad, los estallidos temperamentales o los estado de perturbaciones afectivas.

3) En la motivación, requisito fundamental del verdadero aprendizaje, aprendiendo a neutralizar y/o superar los estados de abulia, y la displicencia o la ausencia de interés y motivación en una materia.

4) En la empatía, aprendiendo a percibir y comprender los sentimientos y emociones de familiares, amigos y compañeros de estudio.

5) En las habilidades sociales, aprendiendo a establecer buenas relaciones con los profesores y los compañeros de escuela.

4. ¿Cómo influyen las expectativas de los padres y profesores en el rendimiento académico?

‘ESPERA LO MEJOR, Y LO OBTENDRÁS…’

Más que cualquier respuesta teórica, conviene que se entere usted de dos experimentos sumamente reveladores acerca de las expectativas y sobre cómo éstas influyen en el rendimiento académico.

El pedagogo Ellis Page realizó un interesante estudio sobre el afecto. Dividió a su clase en tres grupos: A, B y C. A cada monografía que le presentaba el grupo A, le ponía sólo una calificación.

Al grupo B, Page le ponía la calificación y una palabra, por ejemplo: ‘bueno’, ‘excelente’, ‘buen trabajo’.

A los del grupo C le escribía unas líneas alusivas al texto:

‘Querido Johnny: Tienes una sintaxis espantosa, una gramática atroz, una ortografía espeluznante. Y tu puntuación es como la de Jaimito.¿Pero sabes una cosa ? Anoche, cuando estaba sentado en la cama conversando con mi mujer, le dije: “Ana, este muchacho ha expresado unas ideas bellísimas en esta monografía. Voy a tratar de ayudarlo a desarrollarlas”.

Con afecto, tu profesor’. Y si alguien escribía algo muy bueno, le ponía: ‘Gracias. Tus ideas me resultan alucinantes, excelentes. Sigue así. Tengo muchas ganas de saber qué vas a decir luego’. Después, realizó una estadística.

El grupo A permaneció igual. El B no mejoró demasiado, pero en cambio el C creció y se desarrolló.

Otro experimento: un grupo de la Universidad de Harvard se presentó ante un grupo de profesores y le anticipa: ‘Ahora vamos a entrar en su clase y les daremos a los alumnos el Test de Harvard de los Esfuerzos Intelectuales. Con esta prueba determinaremos quiénes crecerán intelectualmente durante el año. Los seleccionaremos. Jamás fallan. Piensen qué gran ayuda será’.

Al terminar de recogerlas las arrojaron al cesto de los papeles furtivamente. Luego eligieron cinco nombres al azar, del listado, y le dijeron a la maestra: ‘Estos chicos van a adelantar notablemente este semestre: Juanita Rodríguez…’

‘Juanita Rodríguez no podía adelantar ni aunque se le propusiera’, los contradijo la maestra.

‘No importa. El Test de Harvard de los Esfuerzos Intelectuales jamás falla’, repusieron los personajes.

¿Y sabe qué sucedió? Todos los nombres que ellos seleccionaron mejoraron increíblemente, lo que demuestra que, la mayoría de las veces, uno obtiene lo que espera conseguir.

¡Este es el poder de la expectativa!

5. ¿De qué manera, desde las relaciones familiares, podemos ayudar a estudiar a nuestros hijos?

ESTÍMULO Y APOYO DESDE LOS VÍNCULOS MÁS ÍNTIMOS

La familia es, sin ninguna duda, la principal fuente de estímulos que tiene un joven para desarrollar exitosamente sus estudios.

Además, la vida familiar es el entorno que más influye para acompañar, con equilibrio emocional y seguridad afectiva, ese desarrollo académico.

Una forma fundamental de ayudar a nuestros hijos es involucrándonos, como padres, en todo lo que sea positivo para crear mejores condiciones de estudio. Algunas de los principios desde los que podemos actuar son éstos:

1. Un ambiente adecuado predispone al trabajo intelectual (el ambiente que nos rodea influye en además en el comportamiento).

1.1. También se aprende por imitación y se estimula con el ejemplo. El ambiente en casa es como nosotros queramos hacerlo. Algunas preguntas que conviene plantearnos:

· ¿Somos selectivos con la televisión?
· ¿Dedicamos parte de nuestro tiempo libre a leer?
· ¿Comentamos asuntos importantes, noticias de interés,

proyectos familiares… con nuestros hijos?
2. La casa no debe convertirse en una segunda escuela,

pero debe coordinarse con ella.

2.1. Hay que procurar autonomía en el estudio. Los padres deben ofrecer colaboración, orientar ante las dudas, pero nunca suplantar el trabajo del estudiante.

2.2. Demostrar que lo que ocurre en la escuela importa en casa.

· No recriminar solo lo negativo, hay que valorar sobre todo lo positivo.

· Afrontar los conflictos con serenidad.

· Huir de las descalificaciones personales. Si hay algún problema, abordarlo como un reto a superar.

· Mantener una actitud adecuada ante las notas. No considerarlas como un juicio personal. El alumno, además de estudiante, es una persona con muchas facetas a considerar.

6. ¿Cómo puedo mejorar la comunicación con mi hijo?

¿GERENTES O CONSULTORES?

La comunicación es una parte muy importante de cualquier relación que pretenda ser buena. Esto es especialmente válido para la relación de padres e hijos.

Después de haber pasado por otras etapas difíciles, los padres descubren que en el período de la adolescencia la comunicación tampoco suele ser fácil.

Una razón de esto quizá sea porque los padres se ven a menudo como “gerentes” de sus hijos. Por mucho tiempo, están constantemente organizando sus vidas: preparando en hora sus almuerzos, corriendo con ellos al colegio o a la práctica de fútbol, logrando que se bañen cuando es oportuno y asegurándose, al final del día, que estén en la cama en el horario conveniente.

Esta “gerencia”, en su medida y realizada con inteligencia, está bien durante la niñez, pero en cuanto se desliza hacia el período de la adolescencia comienza a causar problemas.

Es aquí donde los padres descubren que, en lugar de ser “gerentes” de la vida de sus hijos, necesitan ser “consultores”. Los padres-consultores, a diferencia de los padres-gerentes, se enfocan en ayudar a sus hijos adolescentes para que desarrollen la autonomía, acompañándolos en su proceso de maduración, no pretendiendo manejar sus vidas.

Abandonando el papel de “gerente”, los padres están dándoles una oportunidad a sus adolescentes para que sean más libres… y responsables.

Ejerciendo el rol de padre-consultor se tiene la ventaja de evitar los dos errores más comunes que se cometen en esta etapa: seguir tratando a los hijos adolescentes como a los niños

que fueron (rol de sobreprotección o ‘gerencia’), o tratarlos como si fueran adultos (negligencia paterna o abandono).

Estos son algunos principios interesante para los Padres de Adolescentes:

1. Resístase a dar consejos, incluso cuando su adolescente se los pide. El adolescente busca su consejo porque ellos han perdido momentáneamente la confianza en sí mismos/as. Es frecuente oír a los padres referir esta experiencia: «Cuanto menos consejos le ofrezco más habla ‘el/ella conmigo.»

2. Eluda las charlas excesivamente francas. Comunique sutil e indirectamente.

3. Admita el alejamiento (distancia). El desarrollo de la identidad personal durante la adolescencia incluye la distancia física, pero lo grave es entender la independencia como la desconexión con la familia.

4. Permita que su hijo se cobije en su hogar. Ellos se confortan con el hecho de que en su casa se sienten seguros para dar salida a las frustraciones, y un lugar para ordenar sus pensamientos y sentidos, dando sentido a sus cambios vitales.

5. Espere inconsistencia, y trátela con toda la paciencia y la comprensión de que disponga. Su adolescente es un caldero de cambios emocionales, físicos y hormonales, y se esfuerza entre la vida de la niñez perdida y la adultez que apenas está surgiendo.

Un adolescente no busca alguien que le diga qué hacer, y se sentirá mucho más abierto para ir hacia sus padres, espontáneamente, cuando descubra que tiene en ellos consultores que saben escuchar y comprender… porque lo quieren.

7. ¿Qué hacer para despertar el interés y la motivación en los estudios?

EL INTERÉS CONDUCE AL BUEN APRENDIZAJE

El interés y la motivación no puede fabricarse a voluntad, ni en uno mismo ni en los demás.

Lo que sí puede hacerse es, cuando se produce un descenso de la motivación y el interés espontáneos, cambiar el enfoque, reuniendo o recuperando energía psicológica y emocional, al replantear la motivación no en términos de forzamiento, sino de objetivos intermedios o finales. Así, el tema o materia determinada que definitivamente no motiva, puede ser dominado poniendo la mente en la utilidad, sentido o relación que tiene ese tema o materia, a saber:

1. Como base para otros conocimientos 2. Para desarrollar la mente
3. Para descubrir la vocación
4. Para colaborar con las metas de la

familia y de la sociedad en que se vive 5. Para imitar los modelos que se

admiran
6. Para satisfacer las necesidades

presentes
7. Para satisfacer las necesidades futuras 8. Para enriquecer la personalidad
9. Para incrementar la libertad para

decidir en la propia vida

8. Orientaciones prácticas y psicológicas para mejorar el desempeño de nuestros hijos en los estudios:

EL CONOCIMIENTO ES PODER

Los estímulos educativos de la familia y del centro escolar han de operar armónicamente para que se esfuercen; de lo

contrario, la influencia de unos pueden neutralizar o rebajar el influjo de los otros. Esto exige una estrecha cooperación entre profesores y padres. La entrevista profesor-padres se convierte en el medio más destacado de esta colaboración, en la que suelen destacar como orientaciones más comunes en relación con la ayuda que los padres pueden prestar a sus hijos en sus estudios, los siguientes:

1. Hay que valorar más en los hijos el esfuerzo que los resultados, pues el esfuerzo es la base de la educación. De esta manera, ante deficientes notas, por ejemplo, se examinarán las razones antes de decidir lo que le conviene al hijo o necesita: motivación, refuerzos, sanción, etc.

2. Hay que estimular la actividad personal de los hijos, no sustituyéndoles en todo aquello que pueden hacer por sí mismos.

3. Hay que exigir a los hijos comprensivamente, es decir, de acuerdo con sus posibilidades y limitaciones, con lo que puedan dar de sí. No basta, por ejemplo, un suficiente si el hijo puede conseguir un notable. La determinación de sus posibilidades en el estudio vienen dadas por la capacidad del hijo y por el esfuerzo que desarrolle.

4. Hay que brindar a los hijos un ambiente adecuado para que puedan realizar su estudio en casa en las mejores condiciones posibles. Poder estudiar sin grandes incomodidades, sin frecuentes interrupciones, sin notables ruidos, etc.

5. Tienen los padres que interesarse con frecuencia por el trabajo y el rendimiento de sus hijos, y no de evaluación en evaluación. Si les animan y se preocupan por sus estudios, el esfuerzo y el trabajo brotarán con mayor facilidad.

6. La coerción, a veces, es necesaria, pero desmedida, es perjudicial. Hay que enseñar a los hijos a decidir, dejándoles que hagan sus propias elecciones.

7. Por último y si los resultados de los hijos no son como quisieran los padres, conviene advertirles que no hablen y echen en cara continuamente de los malos rendimientos. Incluso en el fracaso conviene dejar sentir nuestra fe en el hijo.

Esa confianza le fortalecerá más y le ayudará para esforzarse con mayor intensidad.

9. Actitudes correctas ante las dificultades y la adversidad

APRENDIENDO A MANEJAR LOS OBSTÁCULOS…

Si su hijo está experimentando un fracaso… alégrese, y no olvide de comunicarle esta alegría.

Aunque a Usted le pueda sorprender esta declaración, ella surge de la más práctica de las experiencias, repetidas una y otra vez a lo largo de la historia.

Tenemos que tener presente, permanentemente, que el fracaso no es negativo. Puede ser la fortaleza que ayuda a construir el triunfo.

Su hijo no puede aprender a ser persistente si no acepta el fracaso.

Uno de los hombres más exitosos del siglo XX fue Thomas Edison, quien, curiosamente, fue uno de los hombres que más fracasos, errores y adversidades sufrió en su vida. Sólo para encontrar un filamento adecuado para su primera bombilla de luz, logró acumular cerca de mil errores antes de encontrar el éxito.

Cuando Jonas Salk estaba investigando una vacuna para la polio, una enfermedad que antes de 1954 paralizó y mató a miles de niños, pasó el 98 por ciento de su tiempo documentando pruebas que no funcionaron.

El científico e investigador Paul Ehrlich, que descubrió una droga que podía curar la sífilis a principios de este siglo, llamó a su fórmula final N° 606, después del fracaso de los 605 experimentos anteriores.

Pocas veces compartimos estas historias -y cientos como ellas- con nuestros hijos.

La mayoría de los fracasos producen una mezcla de emociones perturbadoras, incluyendo la angustia, la tristeza y la ira, pero su hijo debe aprender a tolerar estas emociones a fin de alcanzar el éxito.

Tal como lo escribe el psicólogo Martin Seligman en su libro, THE OPTIMISTIC CHILD: ‘Para que su hijo experimente el control, es necesario que fracase, se sienta mal y lo intente nuevamente en forma repetida, hasta alcanzar el éxito. Ninguno de estos pasos puede evitarse. El fracaso y el sentirse mal constituyen la base del éxito y del sentirse mal’.

Fuente: www.inteligencia-emocional.org

Haga de su hijo un líder

Haga de su hijo un líder

Tradicionalmente
los padres de familia han procurado impartir una amplia educación a sus hijos. Esta formación ha sido básicamente en aspectos académicos, deportivos, de nutrición, de higiene, religión y vida social, entre
otros. Existen marcadas variaciones en la educación de los hijos según el sexo de los mismos.

Así los papás, en muchos casos, tratan de influir en los gustos y preferencias de sus hijos varones. Los empresarios despiertan en sus muchachos el interés por la empresa, los agricultores estimulan a sus hijos a sembrar, de igual forma en muchos otros casos.

Las condiciones actuales de nuestro mundo, demandan en todos sus contextos, la presencia de auténticos líderes que participen en su buen desarrollo. La formación de estos líderes nace, se desarrolla y se fomenta en casa. El hogar es la primera y la más importante escuela de la vida. Es por esto que los padres de familia debemos considerar esta trascendente actitud en la educación de nuestros hijos.

¿Qué significa ser líder?

Muchos piensan que ser líder es tener una posición de mando, de importancia. Lo relacionamos con los puestos políticos gerenciales o sindicales. En realidad no es así. Ni todos los que ocupan la jefatura de estas organizaciones son líderes, ni estos requieren de una posición de este tipo para serlo.

Líder es aquél que posee un armónico equilibrio de carácter y amabilidad, talento y humildad, dinamismo y paciencia, exigencia y humanismo. Es quien se preocupa por el entorno que le rodea. Es decir, por su familia, amigos, escuela, empresa, colonia y por su país.

El líder subordina el interés personal al beneficio del grupo.
Habla poco y hace mucho, es más bien seguido por su ejemplo que por sus palabras. Siempre saca la cabeza en los momentos difíciles, adversos y dolorosos. Es el que mantiene la serenidad para empujar al grupo y sólo sabe decir: ¡adelante!

El que se dice líder y sólo se ha conocido en las épocas de bonanza y prosperidad, no lo podemos catalogar así hasta no probarlo en la adversidad. El líder da de sí, no para sí.

¿Nace o se hace?

Si el líder naciera como tal, como un ser predestinado, ¿Para qué
me hubiera molestado en preparar estas líneas? Estamos analizando la formación de líderes, de seres humanos con potencial y capacidad pero también con limitaciones e imperfecciones.

Es cierto que existen niños y jóvenes con características natas de
líder, sin embargo, necesitan de una adecuada formación para encauzar sus talentos positivamente y para desarrollar a su máxima plenitud sus cualidades naturales.

Para efecto de nuestro análisis, estamos resaltando el aspecto formativo, es decir, «el líder se hace». Esto es por la parte que depende del hombre y que puede moldearlo positivamente. Lo que no depende de la voluntad del hombre es la parte genética. Lógicamente, ésta también desempeña un decisivo rol en la personalidad del individuo.

Con una adecuada formación, todo joven puede ser un líder. Ciertamente cada líder ocupa un lugar diferente en la sociedad. Existe un lugar para cada quien. Cada persona tiene el deber de servir a su comunidad, así como el padre de familia tiene el deber de formar buenos ciudadanos.

Aunque los padres no tienen toda la responsabilidad por el futuro
de sus hijos, no obstante, un buen ambiente y una buena dirección en la educación de ellos, contribuyen en forma decisiva en la formación de los líderes del mañana. Por supuesto, los hijos también cuentan, como personas ellos tienen la última palabra.

Autor:

René H. Garza Guerra

Fuente:

Church Forum www.churchforum.org [1]

Gestionar los estallidos de temperamento

ESTALLIDOS DEL TEMPERAMENTO

Casi todos los bebés tienen estallidos temperamentales, entre 1 y 3 años de edad. Han adquirido sentido de sus propios deseos e individualidad. Cuando son frustrados, lo saben y se enojan. Sin embargo, por lo común, no atacan al padre que ha interferido con ellos. Tal vez el mayor le resulte demasiado importante y grande. Además, si instinto de pelea aún no está bien desarrollado.

Cuando el sentimiento de ira bulle dentro de ellos, no se les ocurre nada mejor que arrojarlo al suelo, junto con ellos mismos. Se tiran al piso gritando, y golpean con las manos y los pies, y quizá, con la cabeza.

  • Un berrinche de tanto en tanto, no significa nada ; están relacionados con ciertas frustraciones.
  • Si ocurren con regularidad, varias veces por día, podría significar que el niño está demasiado cansado o tiene alguna perturbación física crónica.

    Las pataletas frecuentes, se deben , a menudo, al hecho de que los padres no han adquirido la habilidad de manejar al niño con tacto. Existen varias preguntas a formular :

  • ¿Tiene el niño bastantes oportunidades de jugar, con libertad, al aire libre, en un sitio donde los padres no deben estar pendientes de él, y donde haya objetos que puedan arrastrar y de los que pueda tirar, o a los cuales treparse ?
  • Dentro de la casa ¿Tiene suficientes juguetes y objetos domésticos, con los cuales jugar, está la casa acondicionada como para que los padres no deban prohibirle tocar cosas ?
  • ¿Los padres lo inducen, sin advertirlo a armar alboroto, diciéndole que se coloque la camisa, en lugar de ponérsela sin hacer comentarios, preguntándole si desea ir al baño, en vez de llevarlo allí ?
  • Cuando es necesario interrumpir su juego, para ir a comer, ¿lo frustran en forma directa, o atraen su atención sobre ello como algo agradable ?
  • Cuando los padres ven que la tormenta se acerca, ¿lo enfrentan de modo directo, con severidad, o lo distraen con alguna otra cosa ?

    No se pueden eludir todos los berrinches. Los padres no serían normales si tuvieran tanta paciencia y tanto taco. Cuando el escándalo se desata usted trata de tomarlo a la ligera y de ayudar a superarlo. Por cierto,

usted no cede con debilidad y deja que el niño se salga con la suya ; de otro modo, provocaría berinches con frecuencia, adrede. Usted no discute con él, porque no está en condiciones de percibir lo equivocado de su conducta. Si usted se enoja, sólo lo impulsa a empecinarse en su posición. Déle una posibilidad de salida elegante. Un niño se apacigua con rapidez, si los padres se retiran y continúan con sus propias ocupaciones, de modo llano, como si ni pudieran ser molestados. Otro, más decidido y orgulloso, se empecina gritando y agitándose, durante una hora, hasta que sus padres hacen un gesto amistoso. Podrían aparecer con alguna sugerencia para hacer algo divertido, y un mimo, para demostrar que desean terminar con el alboroto, tan pronto como haya pasado lo peor

Que una niña arme un escándalo en la calle, resulta embarazoso. Tómela con una sonrisa, si puede forzarse a ello, y llévela a un sitio tranquilo, donde ambos puedan serenarse en privado.

Las rachas de contener el aliento, durante las cuales un niño puede tornarse azul e, inclusive, perder la conciencia por unos instantes, pueden ser una expresión de temperamento. Para los padres, resultan alarmantes, pero deben aprender a manipularlas con sensatez, tal como en el tema anterior, con el propósito de impedir que el niño lo utilice en forma deliberada, cada vez más.

Frases positivas para motivar a tu hijo

FRASES POSITIVAS PARA MOTIVAR A TU HIJO

Las frases positivas deben ser usadas a menudo en la educación

FUENTE: WWW.GUIAINFANTIL.COM

Para conseguir que los niños sean ordenados, estudiosos, alegres, sinceros, responsables, y que sean constantes en lo que sea posible, parece difícil pero no lo es tanto. Se puede motivar a los niños, desde la más temprana edad, a que aprendan y

sepan lo que esperamos de ellos y para ellos. La motivación es lo que más puede colaborar en la tarea de educar a los niños, despertando en ellos una acción positiva en todas las tareas que realizan durante su cotidiano.

Después de conocer las frases que alimentan y estimulan la afectividad de los niños y mejoran su comunicación y diálogo con la familia, es recomendable que se haga un ejercício. Añade algunas frases que normalmente usas en tu casa con tu hijo al listado abajo. Obsérvalas y verifica de qué forma están motivando a tu hijo. Seguro que tu hijo has presentado un comportamiento deseable.

Presentamos las frases para una motivación positiva y la consecuente relación con la

actitud promovida. Las frases positivas deben ser usadas a menudo. Delante de otras personas aumentan su eficacia; pero, en presencia de hermanos pueden producir celos. Así que hay que tener mucho cuidado para no sobrepasarse en este sentido.

Es recomendable sorprender a los hijos haciendo algo bueno para ellos y decirles lo mucho que se les quiere. Que lo hagamos por lo menos una vez al día, no sería mala idea. Siguen las frases. Primero, lo que se dice y luego la actitud que promueve las palabras.

MOTIVACIÓN POSITIVA (frases dichas por los padres a sus hijos)

ACTITUD PROMOVIDA (en los hijos)

Has sido capaz de hacerlo – Soy capaz
Muy bien. Yo sé que lo harás – Soy capaz
No dudo de tu buena intención – Soy bueno
Juan tiene un alto concepto de ti – Juan es mi amigo

Si necesitas algo, pídemelo – Amigo
Sé que lo has hecho sin querer – No lo repetiré
Estoy muy orgulloso de ti – Satisfacción
Sabes que te quiero mucho – Amor
Yo sé que eres bueno – Soy bueno
Te felicito por lo que has hecho – Alegría, ganas de mejorar Qué sorpresa más buena me has dado – Alegría
Cuando me necesites, yo te ayudaré – Amor
Así me gusta, lo has hecho muy bien – Satisfacción
Noto que cada día eres mejor – Ganas de serlo

Creo lo que me dices, sé que lo harás – Confianza Sabes que quiero para ti lo mejor – Amor
Tú te mereces lo mejor – Satisfacción
No esperaba menos de ti – Confía en mí

Puedes llegar a donde tú quieras – Puedo hacerlo
Seguro que las próximas notas son mejores – Estudiar más

Fuente consultada:
– Artículo de Pablo Garrido. Profesor del Instituto Europeo de Estudios de la Educación.

Cómo entender al cónyuge

ENTENDER AL OTRO CÓNYUGE, EL PRIMER PASO PARA UNA BUENA CONVIVNECIA
«El matrimonio es una realidad viva que siempre puede crecer, mejorar.
El peligro es pensar que “es el otro quien debe cambiar”. Ese pensamiento es el inicio del problema. Es mejor estrategia dedicarse cada uno a mejorar en lo que esté a su alcance.
Si usted cambia para bien, ya logró que la relación de pareja sea mejor. El cambio del otro vendrá por añadidura.»
I. Conozca a su cónyuge
a. Qué busca en su pareja
Qué expectativas tienen los hombres y las mujeres, sobre sus cónyuges? Si bien no hay respuestas universales, estas líneas pueden servir como pautas para que averigües si puede haber algunas facetas que coinciden con tu cónyuge… y actuar en consecuencia.
Mujer a los 25 años: Ella desea un hombre que sea dinámico, inteligente, motivado, y divertido. Ella desea tener un bebé. Ella cree en los sueños de él y tiene grandes esperanzas en él. Ella está muy deseosa de ayudarlo en su carrera: los intereses de él van primero. Ella está deseosa de ser profesora, su guía, su anfitriona, crítica y madrina.
Mujer a los 35 años: Ella desea que él la apoye en su carrera y esfuerzos por capacitarse más. Ella desea que él sea gentil, considerado y la trate de una manera especial.. Ella desea que él esté organizado y estable en su carrera y que esté interesado en sentar cabeza. Ella desea que él comparta todos los quehaceres y todas las responsabilidades (que sea hogareño).
Mujer a los 40 años: Ella desea que el rompa con viejos modelos y esquemas de ver y hacer las cosas y que explore y experimente nuevos estilos de vida. Ella desea que él sea fuerte, de corazón juvenil y amplio; abierto a la conversación y el diálogo. Ella desea que él sea un amigo, una compañía y que se haga cargo de las cosas.
Hombre a los 25 años: El desea que ella sea físicamente muy atractiva y una gran compañera sexual. El desea que ella sea cuidadosa, predecible, apasionada y fiel. El desea que ella comparta sus sueños y proyectos, que lo apoye y crea en él. El desea sostener su hogar, tener niños y poseer una casa propia. El quiere tener éxito en su carrera, ser un buen proveedor de bienestar y darle a ella todo lo que quiera.
Hombre a los 35 años: El desea que ella sea interesante, simpática, de confianza y buena conversadora. El desea que ella sea dinámica y productiva. El desea que ella sea independiente y tome decisiones por sí sola. El desea que ella sea una buena madre y se haga cargo de los niños y el hogar. El desea que ella esté disponible cuando él la necesite.
María Reig Francés. José Albero Sanjuán
Hombre a los 40 años: El desea que ella sea comprensiva y que lo apoye en los cambios y crisis de la vida. El desea que ella sea gentil, tierna, comprensiva, afectiva y amorosa. El desea que ella sea a la vez que encantadora, su compañera intelectual. El desea que ella esté dispuesta a experimentar con nuevos estilos de vida y salirse de la rutina.
El desea que ella sea una amiga, una compañía y que esté con él en los momentos de crisis.
b. Las necesidades de su esposa
Ella necesita: Sentir que es, para usted, más importante que su madre, sus hijos, sus amigos, su secretaria, su dinero y su trabajo. Saber que puede actuar con espontaneidad, sin miedo a que la regañen, ataquen, critiquen o le pidan explicaciones. Y que si se equivoca se lo harán saber amablemente. Es decir, necesita sentir que se confía en ella. Comunicación abierta. Ser elogiada. Sentirse libre para corregirlo sin miedo a la represalia o al enojo. Saber que usted la defiende y protege. Conocer que la opinión de ella es tan valiosa como la suya, y que todo se resuelve de común acuerdo. Compartir el hogar, las preocupaciones, las alegrías y los intereses. Que usted sea modelo para su hijo. Ser ella misma.
c. El dice A… y ella le entiende
Recientemente los investigadores han descubierto diferencias importantes en el cerebro masculino y femenino. La tesis consiste en que el lado izquierdo del cerebro que controla la capacidad verbal y cognoscitiva, se desarrolla más en las niñas. En cambio el lado derecho del cerebro, que controla las funciones visuales y de espacio, se desarrolla más en los niños. Así como los niños tienden a preferir las matemáticas y la gimnasia y las niñas sienten gusto por leer y escribir, los adolescentes devoran las fotos y películas en busca de estímulos sy las jóvenes disfrutan de las novelas románticas. Pero lo que ni los unos ni los otros analizan cuando están frente a frente es que el cerebro masculino procesa los datos en forma diferente al cerebro femenino y por eso piensan y sienten desde ángulos diferentes.
Sugerencias:
Para los hombres: Escúchela, consiéntala, abrácela en silencio, validando y aceptando sus sentimientos. Validar no es estar de acuerdo, es aceptar la diferencia. No la ignore, ni la critique. Recuerde que las mujeres hablan de sus problemas para acercarse no para obtener soluciones ni culparlo. Trabaje desde la perspectiva de compartir el poder y el control.
Para las mujeres: Apóyelo sin criticarlo. No trate de ser su madre ni querer cambiarlo. Recuerde que él se siente culpable cuando usted habla de sus problemas. Póngale límites porque así él se siente estimulado a dar más y a cambiar sus conductas disfuncionales. Para ello exprese sus sentimientos en forma asertiva, es decir, sin “cantar las cuarenta” Trabaje para mejorar su autoestima y sus límites.
«El mayor desafío para el hombre es interpretar correctamente y apoyar a la mujer cuando habla de sus sentimientos. El mayor desafío para las mujeres es interpretar correctamente y apoyar al hombre cuando no habla.»
d. Test: Respeto en pareja
Puntuación: Casi nunca = 0 A veces= 1 Casi siempre = 2
1. Presto atención a mi pareja y escucho lo que me dice.
2. Mi pareja me presta atención y me escucha.
3. Considero sus sugerencias en lugar de rechazarlas de inmediato.
4. Mi pareja tiene en cuenta mis sugerencias en lugar de rechazarlas de inmediato. 5. No trato de cuestionar todas sus decisiones.
6. El/Ella no trata de cuestionar todas mis decisiones.
7. Respaldo a mi pareja en público.
8. El/ella me respalda en público.
9. Mis actitudes no son groseras ni bruscas. 10. Sus actitudes no son groseras ni bruscas.
PUNTUACIÓN:
0-6 Cambie!, pero rápido
7-13 Bien, pero puede mejorar
14-20 Usted es el ídolo de su cónyuge.
e. ¿Qué espera su cónyuge de usted?
Amistad: No basta la presencia física del hombre en la casa, cuando su mente se encuentra en otra parte. La esposa necesita verdadero compañerismo y tiene derecho a pedir que su marido hable con ella espontáneamente, le cuente sobre sus negocios, le diga en qué piensa o qué le preocupa.
Compartir responsabilidades: La mujer piensa y con razón, que el cuidado y atención de los hijos debe ser una responsabilidad compartida. Si el padre se preocupa por sus hijos, toma parte en su educación y participa en algunas de sus actividades, no sólo disfrutará mucho de su compañía, sino que estrechará los lazos espirituales que deben existir en toda la familia.
Colaboración: Muchos hombres tienen la idea de que para casarse hacen falta dos personas, pero para que el matrimonio sea un éxito basta con el esfuerzo de la mujer. El marido también debe asumir la actitud positiva de establecer un ritmo de vida que le permita al matrimonio desarrollar intereses mutuos.
Descanso: Uno de los problemas más frecuentes de las mujeres casadas es que rara vez tienen ratos realmente suyos, porque las actividades de la esposa nunca terminan y son permanentes; combinan el trabajo fuera de casa con las tareas domésticas y el cuidado de los hijos exigen atención continua, mientras que el marido tiene definido su horario de trabajo y descanso. Por eso la carga de trabajo debe ser compartida y la esposa debe ser relevada periódicamente disfrutar el tiempo libre.
Simplificar la vida: El gran problema doméstico de muchas mujeres es que sus maridos son demasiado exigentes; deben compartir la carga si quieren ser exigentes.
Sorpresas ocasionales: Uno de los mayores atractivos en el amor es la renovación permanente. Esto se logra si se evita la rutina, que puede ser fatal para la felicidad conyugal. Por esa razón, el marido se debe preocupar por llevar a la esposa regalos ocasionales, hacerle invitaciones improvisadas, expresarle el cariño espontáneamente.
Igualdad económica: Muchas mujeres sufren innecesariamente estrechez económica porque con frecuencia los maridos son desconsiderados en este aspecto o tienen mala información sobre el costo de la vida doméstica. La esposa no debiera tener que estar pidiendo que se le dé el dinero necesario para el hogar, y desde que no exista una verdadera situación pecuniaria, no hay razón para que sea motivo de angustia para ella.

El valor de una sonrisa

Autor: Rebeca Reynaud
El valor de una sonrisa ¡Qué importante es saber sonreír ante lo que cuesta!

El valor de una sonrisa

¿Qué es lo primero que captamos de una persona cuando la acabamos de conocer? Alguno dirá «su mirada»; otro «su modo de vestir»; otro más: «su corporeidad», La respuesta quizás más acertada sería «su expresión». El rostro es la parte más espiritual del cuerpo humano, el lugar donde se refleja con más claridad el interior de la persona y sus sentimientos.

Los sociólogos dicen que en las grandes ciudades las personas apenas tienen algo en común, nadie se exterioriza. Todos protegen su intimidad. Cuando una persona se exterioriza,

empieza a enriquecerse. Sonreírle a otra persona equivale a decir «me caes bien».

En la familia se aprende a aprender; se aprende también a aceptar a los otros. Se aprende a sonreír., Aprender es querer sacar lo mejor de los demás: implica interesarse por todo y por todos.

Es mucho más fácil educar la inteligencia que la voluntad, porque para educar la voluntad se requiere el ejemplo de la persona entera, completa. Una buena familia forma en los cuatro niveles del uso de la libertad:

1. Afectivo: La educación de los sentimientos es básica y difícil. Tal vez es uno de los puntos débiles del muchos, que suelen ser susceptible en extremo, y no se plantea crecer en fortaleza, para hacer felices a los demás. La sensiblería excesiva es mala en la educación porque hace a los hijos débiles para afrontar los obstáculos de un futuro próximo o remoto. No se les han de evitar las dificultades; al contrario, hay que enfrentarlos con dificultades a su medida. Entusiasmarse ante la posibilidad de saltar pequeños obstáculos, de otro modo los hijos permanecerán en minoría de edad permanente.

¡Qué importante es saber sonreír ante lo que cuesta! Este aspecto tiene una base sensible que implica simpatía, vibración común.

La familia es el lugar al que se quiere volver; la casa es un lugar insustituible porque es el lugar en donde nos sentimos bien. «Quiero volver a casa» es una ti-ase común. Cuando digo vuelvo a mi casa digo vuelvo a mi mismo.

2. Amistad: Si en la familia hay diálogo e interés de unos por otros, habrá amistad sin que se pierda la autoridad y el prestigio de padre. La amistad se facilita si se blinda, de entrada, una sonrisa a los demás. En la familia uno se siente libre. Ésa es una de las razones por las que todo mundo quiere tener una familia.

Educar es ayudar. Implica ciencia, ética y, sobre todo, es un arte; es decir, no tiene reglas tan claras. Se han de leer libros para educar bien pero también se ha de estudiar a cada uno de los hijos a fin de conocerlos mejor.

En el sello familiar se comparten bienes materiales: objetos, tiempo, alimentos. La hora de comer no es sólo el momento de satisfacer una necesidad biológica -decía el filósofo Rafael Alvira-; sino que es también un momento festivo, y asimismo tiene el sentido de un sacrificio, porque se sacrifica un fruto o un animal para el bien de un conjunto de personas.

3. Respeto: Implica cariño y respeto profundo por el carácter de los otros miembros de la familia. La familia es el lugar en donde se nos acepta absolutamente. Se acepta a la persona por 1o que es; es el único lugar en el que se nos acepta sin condiciones.

¿Cuál es el valor de una sonrisa para la gente que nos rodea? al sonreír le decimos a la otra persona que la aceptamos. Tiene importancia en la vida diaria no sólo para relacionamos sino también para la salud; una comida puede hacer daño si es el mal humor lo que reina en el ambiente.

¿Cuál es el valor de una sonrisa? seguramente el lector encontrará aun más razones de su valor.

4. En la familia se aprende lo que es el enamoramiento. En la familia se conoce el amor desinteresado, la generosidad, el optimismo, el hábito de compartir penas y gozos. La persona sólo aprende aquello por lo que tiene afición. En la casa se aprende a tener gusto por el bien decir y por la hospitalidad; se aprende a apreciar la buena música y la buena lectura.
Lo que más destruye es la falta de dedicación, de tiempo.

Una familia se destruye fundamentalmente por dos razones:

. Cuando hay peleas y no hay reconciliación. Las peleas normales son señal de que hay trato y amistad.

. Si reina la indiferencia, consecuencia de la falta de dedicación.

El carácter es un modo estable de ser y de actuar. Todos tenemos carácter, pero no todos tenemos buen carácter, es decir, bien moldeado. De eso depende en gran parte nuestro destino.

La sonrisa es un fenómeno humano de sorprendente riqueza por ser creado de dentro a fuera, con espontaneidad expresiva, y ser irreductible a los elementos que lo integran. Si se sonríe uno forzadamente, hace un mueca, que es un gesto carente de expresividad. La sonrisa manifiesta una actitud personal de alegría y beneplácito. Para comprender el significado del fenómeno de la sonrisa, debemos verlo en bloque, como el lugar en el cual la persona se expresa acogedoramente, dice el filósofo Alfonso López Quintas.

En cierta ocasión la Madre Teresa de Calcuta tuvo una reunión con empresarios y, al final, le dijo uno de ellos. Ahora díganos algo a nosotros. Sólo dijo: -«Sonrían».

Ella conocía bien el efecto que una sonrisa puede causar en el otro, en el próximo a nosotros. Sabía que sonreír le facilita la vida a uno mismo y los demás. A veces hace falta que nos veamos en el espejo y nos preguntemos: «Y yo, ¿qué expresión tengo? ¿Cambio cuando sonrió».